Contiene spoilers para la serie y el videojuego The Last of Us.
Nunca un videojuego había tenido tantas expectativas al ser llevada a live action como The Last of Us. Incluso Halo, que desde su lanzamiento en 2001 ya generaba discusiones acerca de una adaptación y que finalmente llegó en 2022, no tenía tanto peso en sus hombros como la serie postapocaliptica de HBO.
Mientras los primeros dos episodios son bastante fieles a la historia original, expandiendo en algunas partes y cambiando lo necesario para adaptarse a la pantalla chica, el tercer episodio, Long Long Time, es la primera vez que el show se desvía por completo de la historia principal y hace grandes cambios.
Los que han jugado el videojuego saben que la historia de Bill es la de un hombre iracundo y solitario que tiene todo un pueblo para él solo y que está armado hasta los dientes. Durante el tiempo que pasas con Bill, las interacciones entre él y Ellie son las mejores y ese acto sirve para que como jugador, termines de entender el gameplay que tendrás que usar durante el resto del juego. Sin embargo, en la adaptación televisiva, decidieron cambiar las cosas y sacrificar la interacción entre Ellie y Bill por una más adecuada, la de Bill y Frank.
En el videojuego, Frank solo aparece una vez que ha muerto debido a que fue mordido y ha optado por suicidarse antes de convertirse. Sabes que Bill lo llama su “compañero” y que en la carta que Frank deja, resiente a Bill por ser un amargado y un psicópata. El episodio de HBO cambia esto por completo y nos lleva a recorrer la historia de ambos personajes durante dos décadas en lo que ya es considerado por muchos como uno de los mejores episodios de la televisión en los últimos años.
Bill inicia su historia como un sobreviviente. Mientras el resto de su pueblo es llevado a una zona de cuarentena o ejecutados si no hay espacio en ellos, él se refugia en un bunker secreto y cuando el ejercito abandona la zona, cerca todo el pueblo para poder vivir en paz. Mientras el mundo se cae a pedazos, su mente conspiranoica y desconfiada lo mantienen vivo, pero unos años después de vivir solo en una rutina que no parece molestarlo, llega Frank, quien perdió a nueve compañeros mientras escapaban de una zona de cuarentena para buscar refugio en Boston y quien cae en una de las trampas que Bill tiene fuera de su pueblo.
A partir de ahí, Frank, una persona energética y carismática comienza una relación con Bill, su completo opuesto. En vez de una hora de horror y tensión con Joel, Bill y Ellie, tenemos un episodio que explora la relación entre dos hombres que encuentran el amor en un mundo que se ha terminado y donde a pesar de todo, dan oportunidad al amor.
En un acertado desvío de la historia original, lo que Craig Mazin y Neil Druckman (creadores de la serie) hicieron no solo es una forma de expandir el universo de The Last of Us más allá de Joel y Ellie, es una fuerte declaración de aceptación y apoyo a la comunidad LGBT, demostrando que incluso en los escenarios más improbables es posible contar su historia sin hacerlo de manera forzada, pues más allá de una agenda política, los creadores simplemente contaron una historia de amor.
Los videojuegos han sido uno de los sitios donde la conversación sobre personajes LGBT causa mayor debate y The Last of Us nunca ha sido ajeno a ello. Desde que el juego salió, las pistas de que Bill y Frank eran amantes estaban ahí, y a partir de ahí los personajes queer cobran mayor importancia. Cuando la segunda parte del videojuego se estrenó en 2020, los creadores se mantuvieron firmes en su decisión de incorporar más personajes de la comunidad.
Con el estreno de este episodio podemos ver que el equipo de The Last of Us reafirma su compromiso a la comunidad y a su visión, ignorando las críticas negativas y viendo el verdadero cambio que algo como una hora de televisión puede generar. Long Long Time causará muchos debates, pero ya se posicionó como una verdadera joya televisiva, demostrando que The Last of Us es la adaptación que realmente merecíamos y sirviendo como un vehículo para contar historias frescas, originales y necesarias.