La (sutil) diferencia entre arte y artesanía

Existen diferentes teorías de cuándo se comenzó a hacer la distinción entre los términos “arte” y “artesanía” … mientras algunas fuentes afirman que esta ruptura se dio a raíz del Renacimiento en Italia en el siglo XV, algunas otras mencionan que fue hasta el siglo XVIII cuando se comenzó con esta distinción.

Antes el término artesano era conocido como “artífice”, ya que se tenía ubicado para nombrar a personas que realizaban reproducciones o “copias” de las mismas obras una y otra vez, restando importancia a la destreza y habilidades necesarias para el desarrollo de sus funciones; hoy, más que nunca, las líneas entre artistas y artesanos y arte y artesanía se encuentran difusas.

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“Las Mexininas” en Huakal

Qué hace diferente al arte y la artesanía

Podemos considerar una de las principales distinciones al hecho de que el arte no tiene alguna función utilitaria, mientras que la mayoría de los artículos catalogados como artesanías o diseño, sí la tienen. Pueden ser objetos bellísimos pero que a la vez cumplen sus cometidos como mesas, sillas, candelabros, platos, vasos o jarras, mientras que las obras de arte tienen sólo como objeto la contemplación y la reflexión, sin poder ser usadas para algún otro fin.

Ahora bien, la artesanía proviene de conocimientos heredados de generación en generación, establecidos por comunidades y zonas geográficas, incluso adquiriendo nombramientos como “denominación de origen” (esto significa que tales tipos de piezas no pueden ser realizadas en otras partes del mundo o si fueran hechas en distintos sitios, no podrían llamarse de la forma original), como el barro negro de Olinalá por ejemplo, o la talavera de Puebla. En estos conocimientos heredados no sólo se incluyen técnicas (o combinaciones de varias) como horneados especiales, barnizados, bordados, brocados… sino que también se destacan por procesos como la obtención de sus materiales para su fabricación, las mezclas de éstos, las combinaciones de colores, sus emblemáticas figuras y sus terminados.

Aunque el trabajo manual y el oficio artesanal requieren un nivel muy elevado de técnica, no se le considera arte por la falta de un mensaje o referencias retóricas notables, vinculadas con la persona que los creó, su contexto personal, sus significados con los que se dotan de un sentido artístico único … falta ese elemento discursivo que le da unicidad a cada una de las piezas creadas por un artista. Es por ello que, cuando basados en estos métodos de creación y procesos de trabajo con referencias artesanales, un artista decide crear obras de arte, que cumplen con los fundamentos retóricos y de “statement”, sus piezas realizadas de forma artesanal pueden ser consideradas como arte.

Cuando los artesanos crean piezas únicas, con profundas referencias discursivas, las líneas se vuelven cada vez más “grises” … como ejemplo, tenemos a las piezas exhibidas en Casa Huakal, un espacio recién inaugurado en Sierra Gorda #140, en Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México.

En palabras de su equipo, las piezas de artesanía que encontramos en su showroom (una casa bellísimamente decorada en la conviven obras de arte y obras de “alta artesanía”) son únicas en cuanto a colores, calidad, concepto y cuidado al detalle, trayendo de distintas partes de México las técnicas más complejas y exquisitas, mostrándonos cómo se pueden fundir los espacios contemporáneos con la artesanía moderna mexicana.

Este proyecto, fundado por Anette Arellano, tiene como finalidad promover la labor artesanal mexicana, mientras las ganancias (después del pago justo a los artesanos), van al 100% a la Fundación Kalimori, la cual promueve la integración de personas con discapacidades intelectuales, a la sociedad. 

Un oasis, en plena Ciudad de México, en el que el diseño se funde con espectaculares trabajos manuales, que nos llevan a un paseo por las raíces más profundas de la creatividad mexicana. ¿Ya lo conoces?