La Rothko Chapel y cómo cuidar obras de arte en desastres naturales

La conservación y la restauración de arte son dos de las labores que más deben de ocupar a quienes pertenecemos a la industria cultural. El preservar el legado artístico de los artistas pasados y presentes, garantiza fuentes inagotables de inspiración para los creadores que vienen o que se están desarrollando en este momento y un gran ejemplo es lo que está pasando con la Rothko Chapel.

¿Cuáles son los enemigos más implacables de las obras de arte? Este texto surge a propósito de los incuantificables daños que sufrió la Chapel de Mark Rothko tras el arrollador paso del huracán Beryl, en julio de este año. Las fuertes lluvias ocasionaron daños al techo del recinto, mismos que afectaron al edificio en sí y a tres de los catorce paneles creados por Rothko que ahí se exhiben.

Qué es la Rothko Chapel

La famosa Rothko Chapel es una capilla laica fundada en Houston, Texas, en 1971 por los coleccionistas Dominique y John de Menil. Contiene piezas creadas por Mark Rothko entre 1964 y 1967 en una instalación de estilo minimalista, la cual tiene como finalidad invitar a un ejercicio reflexivo, así como espiritual, independientemente de la religión que se profese.

Debido a estos daños ocurridos por la humedad, la Capilla de Rothko permanecerá cerrada hasta nuevo aviso, dedicando la totalidad de su tiempo a la restauración del inmueble y de las piezas dañadas… sin duda, un hecho fortuito que amenaza con dañar el legado de uno de los artistas más importantes del expresionismo abstracto.

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@rothko_chapel

Cómo los elementos afectan a las obras de arte

No sólo el agua o la humedad son factores que contribuyen al daño irreparable de las obras de arte, otro aspecto que puede dañar irreversiblemente a pinturas, dibujos, instalaciones y esculturas, es el exceso de luz, en particular de luz solar, ya que ésta va destiñendo los colores cuando las piezas son expuestas a ésta de forma constante y sin precaución, dañando principal y mayormente a las obras en papel y en medios como acuarela.

La exposición indiscriminada a la luz puede dañar seriamente a las creaciones artísticas, es por ello por lo que en muchos espacios está prohibido el uso de flashes. Se recomienda mantener a las obras de arte alejadas de las ventanas o al aire libre, al menos de que hayan sido creadas con las precauciones necesarias para soportar estar a la intemperie, por ejemplo.

Las plagas, como las termitas o las hormigas, pueden causar enorme daño obviamente en materiales como la madera, sin embargo, los huevecillos o desechos de diferentes insectos pueden manchar o dañar de manera permanente las obras, es por esto que se necesita dar inspecciones periódicas a los muros o espacios donde ubiquemos las colecciones, también para asegurar que no se hayan desarrollado hongos en telas y papel; los hongos se expanden rápidamente y afectan profundamente los tejidos y las fibras de casi todos los materiales.

El calor y la humedad en el ambiente dañan las obras, oxidando los metales (originando manchas por clavos o grapas en los lienzos o en piezas creadas en metal) o hinchando las maderas, por eso se sugiere tener una temperatura controlada en los espacios que contengan arte (en exhibición o resguardo). Para mantener un correcto balance, se sugiere el uso de humidificadores profesionales, los cuales no deben estar muy cerca de las obras o archivos que se buscan preservar.

Por último, uno de los factores más dañinos para el arte, es el ser humano. Debemos de reiterar que las obras de arte no se tocan (al menos de que se indique lo contrario) y que se deben de apreciar con al menos un metro de distancia, entre la pieza y el espectador. 

El tocar las piezas puede llevar óleos (grasa corporal o dactilar) a los pigmentos o a las obras en papel, lo cual puede, con el paso del tiempo, dañarlas. Por ello se sugiere no tocar o manipular las obras de arte sin guantes, teniendo especial cuidado en los relieves o plastas intencionales de pintura. La forma más acertada de mover piezas es tocándolas lo menos posible.

Cuida tus obras de arte, la preservación y su correcta manipulación garantizan que no tengan que pasar por procesos de restauración, lo cual puede tener resultados desastrosos cuando no son realizados correctamente, ¿se acuerdan de la polémica por los monstruosos cambios en el Ecce Homo? Eso quisiéramos evitar.