La cruda realidad: un análisis de The Zone of Interest
THE ZONE OF INTEREST

En el límite entre la vida doméstica y la maquinaria nazi de exterminio humano se sitúa The Zone of Interest (La Zona de Interés), la última obra del director Jonathan Glazer.

Esta película nos sumerge en la cínica intimidad de un comandante de alto rango de las SS, quien vive junto a su esposa y su familia. Todo parece normal, una familia ordinaria siguiendo rutinas mundanas; cocinar y tener cena en familia, convivir y jugar en el jardín, mantener una casa… todo ello justo al lado del infierno que él no solo tolera, sino que activamente perpetúa.

The Zone Of Interest observa el Holocausto de una manera única, concentrándose en la vida cotidiana del comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa Hedwig (interpretados por Christian Friedel y Sandra Hüller) mientras crían a sus hijos en una casa familiar junto al campo de Auschwitz. Glazer se inspira libremente en la novela homónima del recientemente fallecido Martin Amis para retratar detalladamente la vida de la familia Höss.

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El 95 por ciento de la película no es violenta ni visualmente gráfica. De hecho, es una experiencia suave y realista: ver a la familia interactuar y hacer cosas normales de manera mayormente positiva es verdaderamente frío e impactante.

Detalles para notar cuando veas The Zone of Interest

Todo es un juego de dualidad

Los sonidos excesivamente fuertes de la naturaleza cuando la familia está al aire libre y los consistentes sonidos de gritos, perros y disparos, presumiblemente ejecuciones en el campo junto a la casa del comandante. Esta técnica, utilizada con maestría, nos confronta con la dualidad perturbadora de esta realidad distorsionada. Como si quisieran que te enfoques en lo hermoso de lo que estás viendo, no en lo que pasa tras bambalinas. Un ejercicio interesante ya que como espectador no puedes confiar en el espectáculo visual, sino que dependes de los detalles, el sonido y el segundo plano.

La música, a cargo de Mica Levi, colaboradora habitual de Glazer, es una partitura minimalista y cruda que se convierte en un contrapunto perfecto e inquietante a la vida cotidiana de los personajes. Un elemento discordante en la tranquila existencia de la familia Höss. En esta película, los horrores se escuchan pero no se ven, y la tensión surge de la contradicción entre lo que sabemos y lo que vemos. El tratamiento sonoro de la película es, sin duda, lo mejor de la misma.

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El diseño de sonido

El equipo de la película fue meticuloso en el tema del audio. Cada sonido fue cuidadosamente investigado para replicar como se escuchaba a unas pocas casas de Auschwitz gracias al meticuloso trabajo del diseñador de sonido Johnnie Burn y el mezclador de sonido Tarn Willers.

Burn investigó que los guardias en Polonia usaban armas de la Primera Guerra Mundial en Auschwitz, por lo que recreó los sonidos de disparos usando armas auténticas en un campo de tiro en la Isla de Wight. Además, descubrió detalles como el hecho de que los guardias hacían rugir motocicletas fuera de las cámaras de gas para ocultar los gritos de las víctimas. Grabó los disparos a la distancia exacta que habría desde la casa de los protagonistas, con el objetivo de mostrar respeto y precisión histórica en este aspecto crucial de la película.

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La fotografía

La narrativa se adentra en la psicología de los personajes, en especial del comandante y su esposa. ¿Cómo pueden llevar adelante una existencia aparentemente normal mientras están inmersos en un horror inimaginable? Glazer nos hace cuestionar la moralidad y la banalidad del mal, en línea con las reflexiones de Hannah Arendt sobre la naturaleza humana en situaciones extremas.

Jonathan Glazer y su director de fotografía, el nominado al Oscar Łukasz Żal, prepararon la casa y el jardín de los Höss con 10 cámaras operando simultáneamente, con escenas desarrollándose y siendo filmadas estilo fly-on-the-wall, como si el público estuviera viendo transmisiones en vivo de Big Brother en el corazón del poder nazi. Esto también para que los actores se sintieran libres e inmersos y no en un set.

La historia de Alexandra

Durante su visita a Auschwitz para preparar la película, Glazer se encontró con la historia de Alexandra, de entonces 90 años, que le sirvió como inspiración para el proyecto. Alexandra era una niña polaca no judía que vivía cerca del campo de concentración. A pesar de los horrores que la rodeaban, sentía la necesidad de ayudar a los prisioneros de alguna manera. Una de las cosas que hacía era dejar comida para ellos en los sitios de construcción por las noches, cuando corría menos peligro.

Su historia de simple bondad y valentía resonó profundamente en Glazer, quien la consideró un faro de luz en medio de tanta oscuridad. A través de Alexandra, Glazer encontró una fuerza y una energía humanas que lo impulsaron a continuar con el proyecto, buscando mostrar la resistencia y la capacidad de bondad incluso en los momentos más oscuros de la historia. Alexandra se convirtió así en una parte fundamental de la narrativa de la película, representando la esperanza y la humanidad en medio de la barbarie del Holocausto.

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Así de precisa es la peli: Alexandra es un personaje real sentada en un piano real, tocando una pieza de música que encontró en una lata en el sitio de construcción la noche anterior, dejada por un prisionero…. “Sunbeams”. De hecho, está usando el mismo vestido que Alexandra usó.

Este es el vestido de Alexandra sentado en el piano de Alexandra en la sala delantera de Alexandra, en el edificio de Alexandra; anteriormente, andando en la bicicleta de Alexandra y poniendo manzanas en la mochila de Alexandra. Ella es tan real como los retratos familiares de Höss. Todo estaba tan cerca de la realidad como fuera posible.

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En un mundo donde la crueldad y el sufrimiento son moneda corriente, La Zona de Interés nos recuerda la importancia de no olvidar, de no dejar que las sombras del pasado se desvanezcan en la oscuridad. Es un recordatorio sombrío pero necesario de los peligros de la indiferencia y la complacencia frente al mal.

Esta película es verdaderamente una obra maestra cinematográfica y debería ser mostrada en lecciones de historia para recordar a las nuevas generaciones no solo el asesinato en masa y los crímenes de guerra, sino también el comportamiento de aquellos que los apoyaron.

Es precisa, inteligente y accesible para todos; considero que es necesaria y crucial, especialmente en estos tiempos, verla y analizarla.

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The Zone of Interest ya está en cines

La Zona de Interés Clasificación: PG-13 por referencias a la muerte masiva. Duración: 1 hora 45 minutos. Géneros: Drama, Historia, Guerra.

Director: Jonathan Glazer Guionistas: Martin Amis, Jonathan Glazer Protagonistas: Christian Friedel, Sandra Hüller, Johann Karthaus, Luis Noah Witte, Nele Ahrensmeier

Esta película nominada a los Oscar a Mejor Película Extranjera, es verdaderamente una obra maestra cinematográfica y la puedes ver en cines.