En un rincón mágico de la Ciudad de México, donde la nostalgia del pasado se entrelaza con la energía vibrante del presente, La Colorada de Tacubaya abre sus puertas para escribir un nuevo capítulo. Este espacio, que en el siglo XX albergó las fiestas más extravagantes y culturales de la ciudad, se reinventa como un punto de encuentro entre el arte, la historia y la hospitalidad de lujo.
Ubicada en el tradicional barrio de Tacubaya, La Colorada es más que una casona del siglo XIX: es un monumento viviente a la creatividad, el intercambio cultural y la extravagancia que definieron una era. Pero para entender su relevancia actual, primero hay que viajar en el tiempo y conocer a su anfitrión original: Federico Sánchez Fogarty.
¿Cuál es la historia de La Colorada de Tacubaya?
Federico Sánchez Fogarty, un visionario nacido en San Luis Potosí en 1901, no solo fue el director publicitario de Cementos Tolteca, sino también un promotor incansable del arte y la cultura en México. En 1931, organizó un concurso de arte durante la inauguración de la fábrica de Cementos Tolteca, atrayendo a artistas que hoy son íconos del arte mexicano: Rufino Tamayo, María Izquierdo, Juan O’Gorman y Manuel Álvarez Bravo. Fue O’Gorman quien ganó el certamen, marcando el inicio de lo que sería una conexión única entre el arte y el proyecto de vida de Sánchez Fogarty.
Cinco años más tarde, él y su esposa Magda transformaron su mansión en Tacubaya en un epicentro de cultura y glamour, con las famosas Fiestas del Tercer Imperio como el corazón de su legado. Estas fiestas, que se extendieron durante veintitrés años, reunieron a poetas, artistas, críticos y hasta presidentes, dando lugar a un fenómeno social único.
Con eventos tan originales como los “Tés Locos” y las “All Imperial”, la mansión era un espectáculo en sí misma. Durante los Tés Locos, Sánchez Fogarty dirigía su fonógrafo como si fuera una orquesta, utilizando un pincel que alguna vez perteneció al muralista José Clemente Orozco como batuta. Los invitados recibían títulos nobiliarios en un ambiente que combinaba humor, arte y performance, marcando un precedente en la historia del arte contemporáneo en México. La artista Maris Bustamante considera estas reuniones como los primeros pasos del arte performático en el país, un proto-performance que rompió con las convenciones sociales de su época.
Hoy, casi un siglo después, La Colorada renace de la mano de la familia Bernal en colaboración con ANNEX y MASA GALERÍA, quienes han transformado los espacios restantes de la propiedad en un destino boutique que mezcla hospitalidad, arte y diseño contemporáneo.
Este ambicioso proyecto no solo busca preservar el espíritu de Federico Sánchez Fogarty, sino también traerlo al siglo XXI, reviviendo la energía creativa que alguna vez definió esta mansión. MASA GALERÍA, reconocida por su enfoque curatorial innovador, está encargada de seleccionar piezas de arte y diseño que dialoguen con la rica historia de la casa, mientras que ANNEX lidera la experiencia de hospitalidad, que incluye la posibilidad de hospedarse en este histórico lugar.
La Colorada no solo funciona como una galería para los amantes del arte, sino también como un espacio de alojamiento exclusivo, ideal para quienes buscan vivir una experiencia única en la Ciudad de México. Ya sea para una visita diurna o una estadía completa, este lugar ofrece una oportunidad única de conectarse con la historia y el arte de una manera íntima y transformadora.
Este proyecto es un recordatorio de que la Ciudad de México siempre ha sido un crisol de culturas, ideas y arte. Y La Colorada, con su rica herencia y su emocionante futuro, es el epítome de esta esencia. Así que, si buscas un lugar que combine lujo, arte y un pedazo de historia mexicana, no busques más. La Colorada de Tacubaya te espera con los brazos abiertos, lista para transportarte a un mundo donde el pasado y el presente coexisten en perfecta armonía.
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