Por Mary Gaby Hubard
En 2010, se encontraron 47 botellas de Veuve Clicquot 1839 y 1841 al fondo del mar. Su destino original, era la corte imperial rusa, pero el barco que las transportaba se hundió en el mar Báltico y las botellas permanecieron cuatro décadas bajo el agua.
Un grupo de expertos en esta bebida colaboró con la marca, y después de varias pruebas descubrieron que el contenido de las botellas se habían conservado en buen estado y era posible beberlo.
Después de este sorprendente acontecimiento, Veuve Clicquot creó un contenedor llamado Aland Vault, en el que se van a colocar botellas de la tradicional champaña de la marca, y algunas de Vintage Rosé para sumergirlas a 40 metros de profundidad. Cerca del sitio donde fue el naufragio.
Al mismo tiempo guardaron botellas idénticas pero en cavas tradicionales, para ir haciendo pruebas y comparar durante los siguientes 40 años los procesos de añejamiento de cada una. El mar báltico tiene una serie de cualidades muy importantes para este proceso. La concentración salina es muy baja (20 veces menor que en el resto de los océanos) y mantiene una temperatura de 4°C, constante, durante todo el año.
Twitter: @MGHUBARD