A través de los años la música de Julia Holter ha sufrido distintas mutaciones. Y no se trata de algo enteramente conceptual, sino más bien de uno de los caprichos que la hacen valiosa. Desde “Tragedy”, “Ekstasis”, hasta “Loud City Song”, Holter se ha presentado como una perfecta arquitecta de escenarios de pop de ensueño y como alguien que entiende perfecto las posibilidades de la música como arte. Lo mismo podría aparecer una compleja ambientación que una pegajosa melodía en sus discos y, al final del día, su sello autoral permanecía intacto.
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En su más reciente disco, el bellísimo “Have You In My Wilderness”, parece continuar con la tradición, pero esta vez con mucha más constancia y más sorpresas de por medio. Su sonido –nunca tan fino como hasta ahora– es mucho más barroco y hace ver a cada una de las canciones aquí incluidas como emotivas historias medievales. Es un disco que se siente tan atemporalmente artístico como cualquier destello de Joanna Newsom y que al mismo tiempo evoca la delicadeza de cosas más contemporáneas como Grizzly Bear.
Aquí todo parece estar perfectamente calculado e interpretado con una maestría singular. Desde la poderosa orquestación de “Silhouette” o “Night Song”, hasta la amabilidad de “Sea Calls Me Home” o el jazz de “Vasquez” y lo desgarrador de “How Long?”. Es Julia Holter en su mejor apariencia, aquella que no solo resalta una voz angelical que pide a gritos ser escuchada, sino que además ofrece una precisión sonora que parece sacada del mejor conservatorio del mundo.
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“Have You In My Wilderness” es un disco perfecto de inicio a fin y eso es solo uno de los tantos halagos que se le puede hacer. Una colección de historias que brillan por su autenticidad y por su valentía de remar contra la corriente a pesar de que el tiempo nunca deja de avanzar. En una época donde la inmediatez parece ser el peor enemigo del arte, un disco que exige especial atención a los detalles como éste, definitivamente es algo para atesorar.
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