En este contexto global, quienes tienen la dicha de quedarse en casa no saben qué hacer. Están en cuarentena pensando qué hacer, en vez de ser. Hacer está en la cabeza y ser está en el corazón. Estamos culturalmente entrenados para hacer, para vivir en nuestra cabeza con una lista de “to dos” tan grande que nos olvidamos de ser, de vivir desde el corazón y disfrutar cada momento.
Vivir en el hacer es lo normal hoy en el mundo. Hacer es práctico y fácil, porque el cerebro no tiene que pensar demasiado, sólo darle en automático. Nos dan la lista desde pequeños: despertar, asearse, ir al colegio/universidad/trabajo, comer, hacer ejercicio, tomar mucha agua, cuidar de la familia y los amigos, asearse, dormir; descansar el fin de semana, tomar vacaciones ocasionales y repetir todo de por vida.
Racionalizamos todo: a cada problema hay que buscarle solución y la solución está en hacer un plan; cuando haces el plan, el hacer está en ejecutar; cuando ejecutas, el hacer está en medir resultados. Y así vamos por la vida, imponiéndonos expectativas una y otra vez, nos agotamos para cumplirlas, nos frustrarnos si no las cumplimos y en los casos más extremos, hasta nos enfermamos.
Hacer es un hábito, como todo, y el cuerpo está completamente acostumbrado. ¿Estás en tu casa con tu pareja o con tu familia y te sientes en la necesidad de hacer algo? ¿Te entra ansiedad de no saber qué va a pasar y hasta cuando durará esta situación? ¿Qué voy a hacer hoy? ¿Que voy a hacer cuando esto acabe? SI es así, mis queridísimos, no se sientan mal, viven en el hacer, pero hay esperanza.
Somos así porque nuestra cultura penaliza el ser. ¿recuerdas cuando eras chiquito y pasabas horas viendo las nubes? Imaginando qué formas tenían y qué se decían entre ellas; ese momento mágico donde eras plenamente feliz de SER y estar en tu presente. ¿Desde cuándo no sientes eso? Desde cuando no te tomas un momento de echarte a ver a la ventana de tu casa SIENDO tu, imaginando, creando historias en tu cabeza y recreando recuerdos del pasado de momentos mágicos que viviste.
A lo largo de los años y en esta transición global, he descubierto que la manera de comenzar a cambiar el hábito del hacer, por el hábito de ser, es cambiar la expectativa que tenemos de nosotros mismos. Cerrar los ojos y preguntarse: ¿qué quisiera hacer si no tuviese responsabilidades? Si la respuesta es dormir, duerme, porque hoy puedes.
Sigue haciéndote preguntas como: ¿Quién soy en esencia? ¿Quién soy sin todas las máscaras que me he puesto? ¿Cómo era hasta los 7 años? El universo está haciendo una pausa colectiva para que conectemos con el ser, para que recordemos lo verdadera importante: nosotros. Yo en estos tiempos elijo SER, porque puedo. ¿Y tú?
Carol Pérez Asuaje es co-fundadora de Bomthea, un movimiento que busca potenciar un despertar en quienes quieren conectar con su intuición y su belleza interior. Imparte talleres de storytelling, escribe sobre terapias alternativas y es conferencista internacional sobre expectativas y vulnerabilidad.
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