El Museo Carrillo Gil ha destacado por sus eclécticas exhibiciones. Es un lugar en el que el arte nacional e internacional convergen de manera orgánica. La exposición de Waldemar Sjölander es la muestra perfecta de ello. El sueco no estaba de acuerdo con el estricto modelo de la academia de su país, por lo que viajó a América en busca de nueva inspiración y claro, encontró en México lo que buscaba.
La exposición muestra el choque de culturas, pues de ser un artista cercano al expresionismo de Edvard Munch, se convirtió en alguien familiar a los paisajes del Itsmo de Tehuantepec, mezclando culturas, movimientos y mundos en el lienzo. La obra de Waldemar Sjölander estará en muestra hasta el 10 de noviembre.
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