Rafael Bores es un artista joven originario de Querétaro quien ha participado en diversos colectivos, ferias de arte, exposiciones, programas culturales e incluso, que ganó el primer lugar recientemente en la convocatoria de la librería Gandhi en el formato de microrrelato.
Las voces jóvenes del arte luchan constantemente por abrirse paso en una escena artística cada vez más competida, para la cual una propuesta de valor definida y la afinidad de las audiencias con sus mensajes juegan un papel primordial en su aceptación por el público; es por ello que es crucial que cada persona creadora explore todas sus capacidades desde un enfoque multidisciplinario que le permita encontrar su voz.
Entrevistamos a Rafael, quien representa a toda una generación de creativos polifacéticos, a partir de su actual exposición individual en Andrómeda Galería y esto fue lo que nos platicó…
Entrevista con el Rafael Bores
Samuel Reyes: Cuéntanos por favor sobre tu más reciente exposición, Arquitecturas Estéticas, en Andrómeda Galería, ¿cómo fue el proceso de su desarrollo?
Rafael Bores: Gracias. Está exposición abarca la evolución de mi proyecto artístico, desde el año 2021 hasta el año en curso 2025, mi obra partió de hablar de forma crítica del periodo de saturación visual contemporáneo, surgió de la incomodidad y el disgusto de ver como el internet y muchos espacios de comunicación se han vuelto lugares de hiperconsumo donde el sentido contemplativo de la vida se ha ido anulando, llevándonos en cambio a las ansías de desear acapararlo todo, como una interminable secuencia de visualizaciones de reels o tik toks.
Mi obra refleja el hiperconsumo por medio de la figura del “cyborg” la cual ejemplifica la idea de un cuerpo construido por medio de ensambles de todo tipo, desde pedazos orgánicos hasta industriales, es la interpretación de un cuerpo nacido del exceso.
SR: Justamente la figura del “cyborg” se encuentra muy presente en tus creaciones, ¿de dónde viene la fascinación por este concepto?
RB: Viene influenciado por el contexto hiperconsumista contemporáneo de saturación visual, también está influenciado por mi estudio de la historia de la pintura, de mi acercamiento arquitectónico de Cézanne y Francis Bacon. De igual modo del cine de ciencia ficción como Blade runner, Akira, Ghost in the Shell y Tetsuo the Iron man.
Surge de mi amor/ odio por las máquinas, las máquinas me fascinan desde su aplicación creativa, la idea de pensar un cuerpo nuevo que nace de las manos del hombre y mi odio por ver la aplicación de crear máquinas actualmente, por el capital y la guerra. Mi rechazo a raíz del asesinato de mi perro por un automóvil.
SR: Podemos ver obras de distintos estilos, ¿nos puedes comentar un poco de cómo ha sido tu proceso creativo y cómo fuiste avanzando hasta llegar a tu estilo de producción actual?
RB: Mi proceso creativo comenzó con mi interés por el cine, en estas obras ya tenía un acercamiento a la construcción del cuerpo, influenciada en gran medida por mi educación pictórica vinculada a la tradición de mancha veneciana.
La carne siempre me ha parecido el motivo fundamental del nacimiento de la pintura, tal vez por el sentido constructivo de pensar en las capas de piel como capas de pintura con sus respectivos grados de densidad. El óleo como una segunda piel artificial. En la primera etapa cinematográfica comenzaba a realizar ensamblajes desde la composición total del cuadro a partir de tomar personajes y escenarios de distintos filmes tratando de proponer películas alternativas, películas que nunca existieron.
Posteriormente en mi primer contacto con la problemática del exceso y el “cyborg” desarrollé personajes inicialmente conformados por la mezcla humana y animal, más tarde, a esta misma mezcla le sumé objetos industriales, continué con esta idea por un tiempo hasta que a finales del año pasado me cuestioné si era necesario tomar tan diversos elementos para construir un cuerpo, en ese momento comencé a explorar la construcción desde el mismo cuerpo, cortando y rearmando pieles y cortes de carne.
Todo este proceso me condujo a volver a mirar al inicio de mi proceso creativo con el cine, volviendo a interpretar escenarios y personajes de distintas películas desde su deconstrucción- construcción en pinturas expuestas como Blade Runner o Dreams.

SR: ¿Cuáles aspectos crees que hagan únicas a tus obras?
RB: El hecho de querer reflejar una problemática contemporánea desde el sentido contemplativo que ofrece la pintura. Abre la posibilidad de reflexionar conceptualmente el modo en que interactuamos con la cultura visual en la actualidad, por otro lado, aborda la necesidad plástica de relucir la pintura como un medio de proximidad sensible e intelectual al espectador, como un medio de comunicación y sensación.
SR: ¿Consideras que es importante el coleccionismo de arte emergente? ¿Por qué?
RB: Sin duda, creo que es encaminarnos a una sociedad más crítica no sólo desde la problemática misma del arte, si no en un sentido general de la vida. Creo que el arte tiene la capacidad de hacernos perder la inocencia en el mejor sentido de la palabra, posibilita el desarrollo reflexivo y sensible de la gente.
Yo invitaría a más personas a ser parte del coleccionismo emergente por llevarse un pedazo de historia del contexto en el que viven, por ser partícipes en el desarrollo de un artista. Incluso por el mero hecho de resonar con una pintura más allá del concepto, sí es una obra trascendental puede ser un catalizador de inspiración para la vida, una invitación a ser parte de ese crecimiento.
SR: También has destacado en la escritura, obteniendo el primer premio en el concurso de microrrelato de Gandhi, ¿nos puedes comentar algo más sobre eso?
RB: Recientemente he tenido esa espina por diversificar mis modos creativos, los libros han formado parte de mi vida desde el bachillerato. He encontrado formas distintas de pintar, de construir de modos distintos, pero con un sentido igualmente genuino.
En la escritura me interesa seguir cierta musicalidad en mis palabras, un ritmo particular y el deseo desenfrenado por el desarrollo de una pasión imaginativa que muchas veces me lleva a lugares extraños pero reconfortantes que en mi sentido convencional se vuelven sorpresas por descubrirme a mí mismo descabellado. La minificción escrita para Gandhi retoma mucho del cyborg, planteado la idea de un sujeto citadino que comienza a volverse su ciudad al transitarla, un hombre que se vuelve cada vez más máquina, una masa de cuerpos tan enorme que lo conduce a suplicarle a dios detenerse.
SR: ¿Cómo se complementa la creación de obra plástica con tu creación literaria?
RB: Se complementa a través de lo visual, mi escritura conserva mucho el interés por crear atmósferas, personajes y paisajes ligados muchas veces a pigmentos que también utilizo en mis pinturas, a azules ultramares, bermellones, verdes viridianos, etc. Ambas formas creativas surgen de la pasión, del deseo de crear, una desde la materialidad plástica y conceptual y la otra desde la musicalidad y la poesía.
SR: ¿Algo más que consideres importante que te gustaría compartir?
RB: Sí, las obras que expongo en mi exposición “Arquitecturas Estéticas” son el reflejo del trabajo investigativo de unos cuatro a cinco años, son el resultado de una diversidad de cuestionamientos como pintor. Soy consciente que este trabajo surge de la inconformidad crítica del exceso visual de consumo actual, necesario en su momento para abrir el diálogo conjunto con el público. Muy recientemente planteo regresar al cine más por la realización creativa surgida de la necesidad de crear más por cariño que por enojo, posiblemente está exposición signifique el cierre parcial de mis investigaciones del cyborg como cuerpo de consumo y el inicio del cyborg desde la totalidad de la pintura como cuerpo ligado al cine.
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La creación de arte emergente no sólo implica el desahogo de imaginaciones desbordadas o el desarrollo de complejos mensajes sociales, implica nuevas formas de enfrentarnos a nuestros problemas sociales, nuevos caminos de reflexión, nuevas maneras de encontrarnos.
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