#DiscoDeLaSemana: Girl Power, Masseduction de St. Vincent

Los talentos de Annie Clark son muchos, desde ser una entusiasta productora de cine de horror, hasta convertirse en uno de los íconos de la moda alternativa más reconocidos actualmente. Sin embargo, el más grande de ellos es crear música bajo el nombre de St. Vincent. Con diez años de carrera detrás, lo que Clark hace en materia musical siempre ha sido un lugar ideal al cual acudir para encontrar una voz femenina como ninguna otra ahí afuera.

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Puede parecer extraño que desde “Marry Me”, su disco de 2007, hasta “Masseduction”, su más reciente de este 2017, St. Vincent no se haya convertido en la gran personalidad musical que merece ser. No importa, porque su música permanece como uno de los tesoros mejor guardados del pop de la nueva década y con cada nueva noticia que sale a la luz sobre ella lo confirma.

Después de explorar los terrenos del pop más complejo en “Strange Mercy” y su disco homónimo de 2014, Clark regresa con “Masseduction”, una colección de canciones lejana a todo lo que había hecho antes y, acaso, la representación más fiel de lo que su proyecto musical representa: una afirmación de que el poder femenino es distinto a todo lo que se cree que es

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En manos de St. Vincent todo es más inteligente. No importa si son los ecos de nostalgia por su relación fallida con Kristen Stewart en canciones como “New York” o “Happy Birthday, Johnny”, si se trata de furiosas demostraciones de incertidumbre como en “Fear The Future” o “Los Ageless”, o si evoca a la androginia de gente como David Bowie o Prince en momentos como “Young Lover” o “Sugarboy”. Lo que importa es que todo está perfectamente enmarcado por melodías que provienen de una mente que no teme a la libertad y que la ejecuta con maestría.

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Desde la colorida portada y hasta los últimos versos de “Smoking Section” que hacen recordar a los momentos más introspectivos de Mad Men, “Masseduction” es un disco que parece no tener desperdicio y que se presenta con un oportunismo peculiar. En una época en la que las súper estrellas del pop maquilan canciones similares en serie, tener a alguien como St. Vincent destrozando una guitarra es una bocanada de aire fresco necesaria.