El invierno despierta un sentimiento de hogar, ese calor interno que nos hace abrazar la estación más fría del año. Si hay un lugar que representa esta sensación, es Farouche, un refugio en la montaña de Tremblant, donde hemos encontrado nuestro sueño definitivo de glamping.
A orillas del rivière du Diable, en la entrada del Parc du Mont-Tremblant, este lugar redefine la vida en la naturaleza: cabañas ecológicas de lujo con vistas a un paraíso nevado, senderos privados y un café con cocina farm to table, donde cada plato cuenta una historia de temporada.
Sus creadores, Jonathan y Geneviève, dejaron la ciudad para seguir su instinto: Farouche, que significa “salvaje por elección”, y eso es exactamente lo que han creado. Aquí, comodidad y aventura conviven en perfecta armonía.
Sí, Jonathan y Geneviève han establecido un rincón donde la vida silvestre y la calidez humana se encuentran. En medio de la naturaleza —pero con una ubicación privilegiada cerca de todas las actividades de la región
— Farouche es el punto ideal para explorar el paraíso invernal que es las Laurentidas, en Quebec.

Farouche: la historia de un sueño salvaje hecho realidad
Geneviève (abogada) y Jonathan (urbanista) eran como muchas otras parejas de Montreal: profesionales de la ciudad que ansiaban escapar cada fin de semana a la naturaleza. Durante años, viajaron con sus tres hijos al parque nacional Mont-Tremblant (joya de la región) para reconectar con el aire libre… hasta que un día, una simple pregunta lo cambió todo: “¿Por qué solo venir los fines de semana, si podemos vivir aquí para siempre?”
Compraron un terreno en Lac-Supérieur, en las afueras del parque nacional, sin estar muy seguros en qué se convertiría esta tierra en sus manos. Sabían que la gran urbe nunca podría ofrecerles lo que este rincón del mundo les daba y concluyeron que nada grandioso empieza con el tiempo que uno tiene de sobra. Así que un día, cerraron sus computadoras, respondieron al llamado del campo y no miraron atrás.


Arquitectura alpina enmarcada por la naturaleza
Jonathan describe a su esposa abogada más como una artista, y nos queda claro al ver esas 8 cabañas de arquitectura alpina, especialmente pensadas para estar enmarcadas por la naturaleza.
Todas conservan el lujo del la privacidad; especialmente orientadas para que seas tú, el bosque y la montaña desde tu guarida secreta. Y sí, como un glamping de enero a diciembre, esta es una opción difícil de encontrar en la región.
Colaboraron con Atelier L’Abri (de Montreal) para materializar la visión: cabinas de diseño minimalista que coexistiera en armonía con el paisaje como protagonista.

Su farm to table conquistó nuestro paladar (y corazón)
Desde su apertura en 2022, Farouche como oasis se completa con su granja nórdica. Junto a su invernadero y huertos orgánicos, la casa principal sigue la esencia de un edificio de granja con techo de acero a dos aguas y paredes de madera.
Este es el Café Fermier, donde la chef Isabel transforma cosechas e ingredientes locales en platillos reconfortantes de alta cocina casera. El restaurante de farm to table abre los fines de semana al público y ofrece un menú a la carta.
Además de su café de tostadores locales, su barra ofrece cervezas y vinos de la región. La tienda boutique en este mismo espacio es un homenaje al talento local, con productos de belleza, cocina y decoración. Y no, por supuesto que no nos resistimos a comprar una sudadera de algodón ultra suave hecha en Tremblant con el motto Farouche que queremos adoptar: “sauvage per choix”.



Todo lo que puedes hacer desde Farouche para reconectar con la naturaleza
Con Mont-Tremblant a solo 1 km, Farouche ofrece lo mejor de ambos mundos: la cercanía a la acción y la tranquilidad de un retiro en el bosque en medio del paraíso blanco.
Desde aquí, puedes explorar el Parc national du Mont-Tremblant (el primer y más grande parque nacional de Québec) con 1,510 km² de extensión, 6 ríos y 400 lagos y arroyos.
Quizás en verano el kayak en el rivière du Diable es un must, al igual que la escalada en la Vía Ferrata. Pero debes saber que cuando llega el invierno, encuentras actividades como 50 km de esquí de fondo en Sentier de la Renardière y la experiencia única de recorrerlo en trineo de perros en Val-des-Lacs.

Esta temporada fría, pudimos disfrutar de un día de aventura: esquiar, motonieve o andar en trineo para regresa a Farouche a dar un “petit marché” en snowrackets por un sendero que empieza en tu puerta y pasa por el lago que está a un par de pasos.
Dentro del área privada de Farouche, incluso, puedes hacer un hike hasta una cumbre… con paisajes de Tremblant que parecen inalterados por el tiempo. Esta es la fantasía de cualquier fanático outdoors. Y es que tú vas estrenando la nieve fresca (a excepción de las nutrias que dejan pequeños rastros deslizándose de panza).


Y no olvides mirar al cielo
Sí, El Parc national du Mont-Tremblant está certificado por DarkSky International, lo que significa que la contaminación lumínica es mínima y las estrellas brillan con una intensidad difícil de encontrar en otros lugares del mundo.
Así que, si hay algo que distingue a la región de Laurentides es el espectáculo que ofrece en el cielo. Por eso, en Farouche las noches están hechas para contemplar el firmamento en su estado más puro, ya sea desde su spa al aire libre, tu cabaña en el bosque o la cima de la montaña nevada.

Te prometo, le perderás miedo al frío
Jonathan y Geneviève, apasionados por la hospitalidad, han convertido Farouche en más que un alojamiento. Para ellos, conectar con otras personas le da a otra dimensión al privilegio de conocer nuevos lugares. “Cuando viajábamos, lo que más nos gustaba era conocer gente nueva”, dice Jonathan. “Ahora, cada día sentimos como si estuviéramos viajando… hoy estamos en México conversando con ustedes”.
Comunidad es parte del ADN Farouche. Incluso en invierno, el mejor plan après ski es alrededor de una fogata o cocinando en el bbq de la terraza de tu cabaña en grupo. En la temporada más fría del año, su misión es hacer que la gente disfrute del privilegio del aire libre sin miedo a las temperaturas.

“Intentamos sacar a la gente en invierno con nuestros ponchos de plumas”, platica Jonathan. Y es que no hay tal cosa como “mal clima”, sólo necesitas el abrigo correcto. Por eso, han diseñado una experiencia après ski alrededor de la fogata con una —o dos copas— y tabla de charcutería al aire libre.
Si buscas aislamiento total, su jacuzzi —de día o a la luz de la luna— también se reserva con horarios privados, para una experiencia de lujo natural.

Cada invierno…
Cuando la nieve cubre Laurentides, sabremos que hay un fuego ardiendo en Farouche, Tremblant, donde Jonathan y Geneviève te reciben en su retiro campestre con la calidez que encuentras en viejas amistades.
Y mientras Jonathan prepara tu café exactamente cómo lo tomas sin que lo hayas pedido (y sin que tú mismo sepas que lo necesitas); Geneviève prepara un pan francés con auténtica miel de maple (nueva obsesión) que sabe a hogar y su yoghurt de 5 estrellas con compota de frutas de su granja. Con su playlist de fondo; que va desde artistas alternative de Montreal y otros como Mac Miller hasta la guitarra soothing de Eddie Vedder de Into The Wild (2007) —muy ad hoc— frente a la ventana; con la nieve cayendo afuera, me siento en casa, mi otra casa bajo cero.
Por eso, cada año, soñaré con estar allí: junto a esa fogata, oliendo la madera crujir y recordando que, a veces, el paraíso es solo una decisión de distancia.

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