Por Ivonne Sánchez
Verdadera revolución técnica es la que creó Girard-Perregaux con el reloj Echappement Constanta, después de cinco años de investigación y desarrollo en terreno casi desconocido para concretizar y hacer realidad un logro significativo que, sin duda, marcará la historia relojera.
Su nombre evoca una de las figuras históricas de la Maison, Constant Girard-Perregaux, y rememora sobre todo una noción mítica de la relojería mecánica, que subyuga a los creadores desde siempre: la fuerza constante
El concepto presentado con la forma de un mecanismo funcional era inverosímil, prometedor y poético. Sin embargo, no se trataba de hacer algo por amor al arte, sino de aportar una respuesta nueva y convincente a la eterna preocupación de los relojeros: la precisión y la regularidad de la marcha de un reloj mecánico.
En el corazón del guardatiempo mecánico reina el órgano regulador, que regula el flujo de energía recibida del barrilete para animar el tren de engranajes y la velocidad de rotación de las agujas. La imagen clásica es la de la llave que regula el flujo. Posee una reserva de marcha de una semana, caja en oro blanco con cristal zafiro, hermético hasta 30 metros y 28 rubíes.
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http://www.girard-perregaux.com/
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