Con el reciente lanzamiento de En agosto nos vemos, de Gabriel García Márquez, recordamos la relación del escritor con la Ciudad de México.
En 1961, Gabriel García Márquez llegó a la Ciudad de México, donde escribiría posteriormente su obra maestra Cien años de soledad, pilar del realismo mágico. El autor colombiano vivió en la capital mexicana por más de 50 años y en ésta, disfrutaba visitar lugares como el Café La Habana en la calle Morelos (Colonia Juárez) y el Cardenal de San Ángel.
Este libro es una novela que formaría parte de una serie de diversos relatos con los cuales García Márquez buscaba retratar la vida amorosa de personajes de edad mayor; estos tendrían como protagonista a Ana Magdalena Bach, una mujer que se acerca a sus cincuenta años y quien cada agosto acude a su pueblo natal a llevarle flores a la tumba de su madre, iniciando una nueva (y peculiar) tradición en la primera visita relatada del libro.
Las historias de Ana Magdalena formarían parte de algo más grande, de un proyecto que reuniría 5 relatos, sobre su vida, sus amores y el transcurrir de sus días. Este libro no es la primera vez que encontramos a Bach en la obra escrita del prócer colombiano, sino que ya hace algunos años (en el 2003, para ser exacto) se publicó en Colombia, en la revista Cambio, “La noche del eclipse” otro escrito en el que seguimos su vida y que posteriormente, fue publicado por el periódico El País.
“Gabo”, como lo llamaban sus allegados, no quería que En agosto nos vemos se publicara, pero para nuestro deleite, sus hijos, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, así como su editor Cristóbal Pera y su última asistente, Mónica Alonso, formaron un equipo cuya complicidad nos permitió tener en nuestras manos esta novela póstuma, publicada bajo el sello Diana, de Editorial Planeta. En esta edición podemos encontrar un prólogo firmado por sus hijos, una nota del editor al final y cuatro páginas del manuscrito original, con anotaciones realizadas por el autor.
Es importante señalar que posiblemente en un futuro podamos leer más historias de Ana Magdalena Bach, ya que según recolecta el editor del libro, Cristóbal Pera, existen otros relatos aún sin publicar con la misma protagonista, los cuales junto con “En agosto nos vemos” y “La noche del eclipse” formarían parte de un libro de historias cortas que ya no vio la luz, al menos durante la vida del autor.
Pero ¿por qué no quería Gabriel García Márquez que se publicara este libro? La respuesta es sencilla, porque según él, estos escritos no estaban “a la altura” de sus demás trabajos, les faltaba algo y el concepto aún no estaba bien concluido… todo esto, lo podemos encontrar en la nota del editor en la edición recientemente publicado.
Sin embargo, cabe mencionar que la obra es dinámica, ágil, con personajes ricos y multidimensionales, y aunque no estuviera al nivel de sus propios estándares, quienes nos fascinamos con la obra de Gabo podemos encontrar aquí un texto ligero, sencillo y encantador, el cual era el inicio de una iniciativa con mucho potencial: narrar las historias de amor cuyos protagonistas no fueran jóvenes contrariados, sino personajes maduros, con mayor bagaje, contexto y experiencias, las que claramente enriquecerían los relatos sus relatos por protagonizar.
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