Siempre estamos preocupados por la salud física y olvidamos que cómo nos vemos en el exterior resulta un reflejo del interior. Y no podemos negar que conforme nuestra edad avanza, el riesgo de que nos ataquen enfermedades que tienen que ver con nuestras funciones cerebrales, tales como el Alzheimer o la demencia senil, es cada vez mayor.
Hay recomendaciones muy conocidas como los juegos de memoria, rompecabezas, crucigramas, comer sano o meditar que funcionan para mejorar nuestra salud cerebral. Pero una de las más eficientes es el ejercicio.
Sirve para incrementar el tamaño del cerebro y hacer las cosas de forma más eficiente. Ejercitarnos hace que el flujo sanguíneo incremente en nuestro cuerpo.
Los ejercicios aeróbicos pueden mejorar la memoria, llegar a incrementar la plasticidad del cerebro y su tamaño, lo que hace que mejore su reconstrucción, previene los daños y facilita la formación de nuevas conexiones neuronales.
También funciona como un antidepresivo y permite que te enfoques mejor. Lo ideal es hacer por lo menos 30 minutos de ejercicios aeróbicos (correr, trotar, andar en bici, bailar, nadar, elíptica, escaladora, patinar) al menos 5 veces a la semana, ni siquiera se trata de pasar horas en el gimnasio.