Hay muchísimos productos en el mercado que se volvieron costumbre en nuestra lista del súper, pero que en realidad, si nos dedicaramos un ratito a cocinarlos en nuestra propia casa, serían mucho menos nocivos para nuestra salud.
Desde crutones hasta papas fritas y barras de granola. Todo eso que siempre hay en la alacena y tiene fecha de caducidad de un año (o más), lo podríamos consumir mucho más seguido si nosotros mismos nos encargáramos de producirlo.
Un ejemplo perfecto es la Nutella, y aunque su sabor es muy tentador, podemos lograr algo muy parecido pero de forma sana. Aquí la receta para disfrutar de ese sabor con el toque casero:
Ingredientes:
– 1 taza de avellanas
– 12 onzas de chocolate de leche en pedazos
– 2 cucharadas de aceite vegetal (como canola
– 3 cucharadas de azúcar glass
– 1 cucharada de polvo de cacao sin endulzar
– ½ cucharada de extracto de vainilla
– ¾ cucharada de sal (puede variar al gusto)
Instrucciones:
1. Precalentar el horno a 170-180ºC
2. Poner las avellanas esparcidas en un molde de hornear (ojo: no deben de estar unas encima de otras) para que se tuesten durante alrededor de 12 minutos, hasta que se pongan de un tono café y la piel se haya empezado a levantar. Cuando estén listas, ayúdate con una toalla para tallarlas y quitarle esa capa. No pasa nada si no se le cae por completo. Se dejan enfriar.
3. Derretir el chocolate en un sartén con un poco de agua, o también se puede hacer en el microondas. Hay que revolver hasta que se una mezcla suave. Se deja enfriar.
4. En un procesador de comida hay que moler las avellanas hasta que sean una pasta. Después se le agrega el aceite, la azúcar, el polvo de cacao, la vainilla y la pizca de sal. 5. Se vuelve a procesar hasta que sea una mezcla suave (al gusto). A continuación se le incorpora el chocolate derretido y se sigue procesando.
6. Al pasarlo a otro recipiente se le pueden retirar los pedazos de avellana, según el gusto.
La mezcla quedará suave, pero al enfriarse tomará más consistencia. Su delicioso sabor y calidad estará vigente por dos semanas. Rico, sano y qué mejor que casero.
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