A lo largo de la historia reciente, la música más emocionante y colorida ha sido creada a partir de la necesidad de mover el cuerpo. Basta con una lectura a “How Music Works”, el celebrado libro de David Byrne en donde disfraza la historia de la música moderna de autobiografía y manual de supervivencia en la industria, para caer en cuenta. América Latina y el Caribe, como el resto de las regiones de sangre cálida, han sido epicentros de inspiración y figuras clave para la obra de muchos artistas que han volteado a ver sus ritmos para utilizarlos a su antojo.
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Antes de David Byrne -y como parte de una tradición americana que hasta la fecha no para e incluso se ha vuelto más presente- Van Dyke Parks (productor de figuras importantes como los Beach Boys, Randy Newman y hasta Joanna Newsom) clavó el oído en el Calipso, un género musical que nació en Trinidad y Tobago y que se esparció por el resto de las islas caribeñas que lo acompañan, para darle vida a un disco de covers que no solamente exploraban el ritmo, sino que al mismo tiempo ofrecían un recorrido por la canción americana de las
primeras décadas del siglo pasado.
“Discover America” está lleno de canciones que rescatan el trabajo de artistas caribeños que tenían nula exposición hasta el momento en el que el disco vio la luz. Baladas con alma y sabor. El contraste entre este tipo de música basado en la armonía de las percusiones y las temáticas de las canciones meramente estadounidenses resulta en algo que a la distancia se siente adelantado al tiempo en el que se publicó. Van Dyke Parks parece haber caído en cuenta, en 1967, de que América funciona mejor con interacción que con restricción.
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Entre piezas en forma e interludios que parecen encuentros con alguna estación de radio olvidada, las dieciséis canciones que conforman el disco son un punto de partida para mucho de lo que vendría después. Desde su continuación “Clang of the Yankee Reaper” del mismo Van Dyke Parks una década después hasta los experimentos de Ry Cooder, el mencionado David Byrne e, incluso, los acercamientos de Drake y Rihanna a la música de Panamá en los últimos años. Una vuelta a este disco nos recuerda que voltear a ver hacia atrás siempre será la mejor manera de aprender.
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