A estas alturas de la vida no suena tan descabellado un disco de Scarlett Johansson. Lo que sí se escucha fuera de lo normal y que hasta la fecha permanece como una curiosidad, es que ese disco incluya apariciones de personajes que van desde David Bowie hasta grandes contemporáneos como Nick Zinner de los Yeah Yeah Yeah’s y Dave Sitek de Tv On The Radio. Esto fue una realidad y vio la luz hace una década.
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Por si el desfile de invitados no fuera suficiente, “Anywhere I Lay My Head” es un disco enteramente de covers a canciones de Tom Waits. Las decisiones de Johansson no parecen tomadas a la ligera y todas ellas apuntaban para que se convirtiera en un éxito rotundo con un culto alrededor. Poco de eso sucedió y el disco permanece como una curiosidad más del mundo actoral y una olvidada grabación en el universo musical.
Sin embargo hay varias cosas que vale la pena rescatar. La producción de Sitek se escucha monumental en cada una de las canciones, desde la desgarradora “Town With No Cheer” hasta la conmovedora “I Wish I Was New Orleans”, sin dejar de lado la dulce “Falling Down” y la misteriosa “Green Grass”. Es una fina selección de las canciones menos conocidas de Tom Waits, interpretadas con un cariño especial que se siente en cada nota.
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¿La voz de Scarlett? Opacada por el resto de las virtudes del disco. Más cercana al tono de la primera Victoria Legrand de Beach House y no tan mala como la de Lindsay Lohan, ni tan buena como la de Zooey Deschanel. La mítica voz de Waits es intercambiada por una sobria voz que poco tiene que ver con la imagen musical de Johansson mostrada antes de aquí. Se siente pesada, poco trabajada y con una urgencia mínima por protagonizar. Si el resto del disco es un esfuerzo épico, la voz que le da vida es poco más que apacible.
Y a pesar de eso “Anywhere I Lay My Head” se deja escuchar sin problemas de inicio a fin. Después de esto vendría un lamentable experimento inspirado en Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot que hace ver a su antecesor como un destello de luz. A diez años de su lanzamiento luce como una de esas sorpresas que tenían todo para triunfar y que se dejaron vencer. Y como uno de esos discos que vale la pena desempolvar por el simple placer de la curiosidad.
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