The Weeknd regresó con After Hours, su cuarto disco de estudio, una epopeya que al hablar de su último rompimiento y estado actual, parece ser un manifiesto de todo lo que ha hecho a lo largo de su carrera.
Para Abel Makkonen Tesfaye, la fama no fue de un día para otro, su carrera se ha visto transformada desde los primeros lanzamientos, donde recuerda con orgullo las difíciles situaciones que atravesó en su juventud en Toronto y donde se adhirió a un sonido oscuro (por lo menos para el pop y el R&B), sin embargo, en After Hours finalmente logra sorprender a través de un sonido que ya parece familiar.
Después de éxitos como I Can’t Feel My Face (una canción que puede sonar romántica si no estuviera hablando sobre cocaína) y The Hills (confesando el verdadero rostro de un estilo de vida descontrolado), este disco tiene más de eso con Heartless, el primer sencillo del disco donde acepta que a final de cuentas, después de todo el amor que puede dar, simplemente las fiestas, el sexo y el desamor son parte central de su personalidad.
The Weeknd tiene dos facetas, la del hombre al que le rompieron el corazón y la del adicto siempre intentando rehabilitarse. Scared to Live, uno de los highlights del álbum, incluso cuenta con un sampleo de Your Song de Elton John.
Este disco nació tras años de relación con Bella Hadid y Rolling Stone acertadamente llama al disco “La balada de Bella Hadid”. Pero aunque parezca una burla, todos sabemos que The Weeknd siempre saca sus mejores canciones cuando explora las peores rupturas.
Este disco puede estar alejado del DIY de sus primeros lanzamientos (la producción es casi perfecta), demostrando que ya no se trata de la misma persona que conocimos a principios de la década pasada.
Ahora es mucho más cinematográfico, sus videos son pequeñas películas y antes de estrenar el disco participó en la película Uncut Gems. Tal vez siga el camino de Justin Timberlake, quien deja un poco atrás su carrera musical por entrar al mundo del cine, pero eso lo veremos en la nueva faceta de The Weeknd.