Alejandro Ghersi no es ningún novato haciendo música. Su carrera se remonta a hace más de diez años cuando en su natal Venezuela creaba bajo el pseudónimo de Nuuro y al paso de los años él, como su manera de hacer música, han cambiado por completo. Hoy en día es alguien completamente diferente y escucharlo es una experiencia que se compara con pocas cosas ahí afuera.
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Consentido de artistas que dominan el mainstream global como Björk o Kanye West, Arca –como ahora se le conoce a Ghersi en el mundo musical-, ofrece experimentos que no solo están en un plano enteramente distinto a lo que hacía anteriormente, sino que parecieran emerger de un lugar que todavía el mundo está por descubrir. Más que canciones, la música de Arca suena como un mutante tomando forma, siempre inquieto y lleno de sorpresas.
Por lo menos solía ser así hasta el año pasado en que su disco homónimo vio la luz. Después de lo etéreo de “Xen”, lo bestial de “Mutant” y la visceralidad cronenbergiana de sus mixtapes “&&&&&”, “Sheep” y “Entrañas”, Ghersi decidió utilizar su voz una vez más para darle vida a piezas como nunca antes en su carrera: monstruos electrónicos que se deconstruyen a la par de la catarsis de sus letras.
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En “Arca” arroja todo lo que siente y lo baña con sonidos que van desde alusiones a la música clásica hasta referencias al apocalipsis. Aquí hay canciones de poderosa pasión como “Sin Rumbo”, de erotismo sui generis como “Anoche” y de complejo romanticismo como en “Miel”. Es un disco que transpira sensualidad en cada una de sus canciones, un poderoso vórtice de oscuridad vocal de la talla de Anthony Hegarty y, además, un manifiesto a la libertad sexual que brilla por su exotismo. Basta con escuchar la desgarradora “Coraje” o la salvaje “Piel” para darse cuenta: es un disco que merece paciencia y que recompensa más de lo que se pudiera pensar.
La música electrónica es un género lleno de matices y texturas. En “Arca” Ghersi explora las más recónditas para crear un disco que no solo brinda una nueva percepción al matrimonio entre tecnología y humanidad, si no que, además, parece reafirmar la idea de que toda su música existe en un universo propio que crece con los años. Si es así, es todo un gusto ser invitado a descubrirlo una vez más.
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