Cuando Uber Eats fue anunciado, uno de los comerciales mostraba un restaurante japonés que servía el sushi en un contenedor que no le pedía nada a las vajillas de los grandes restaurantes con estrellas Michellin y que era entregado con un servicio de primera clase. Hoy todos sabemos que no funciona de esa manera, sin embargo, sí puede ser el futuro de la industria restaurantera.
Con la pandemia causada por el COVID-19, todas las industrias se han transformado, de hecho, hace poco se anunció que Uber compró a su competencia, Postmates, por 2.65 mil millones de dólares, apostando por el creciente mercado del delivery.
Lo que antes parecía algo abominable para muchos restaurantes, se convirtió en una necesidad en el transcurso de una cuantas semanas. El coronavirus comenzó en enero en China y para julio ya no es descabellado pensar en los mejores restaurantes del mundo dando sus platillos para llevar.
Antes eso no era posible, ¿cómo sacrificar la presentación, el sabor, la temperatura y más al dejar que la comida se moviera en auto, motocicleta bici? Ahora, hay muchos restaurantes que hacen lo imposible por enviar sus productos de manera que sean disfrutados como se debe. Algunos la envían al alto vacío, otros la mandan separada con instrucciones precisas para replicar el resultado en restaurante y hay muchos que incluso han invertido en empaques de alta calidad.
Mientras no haya una vacuna, no importa que los restaurantes reabran, si lo hacen con una capacidad limitada las ganancias serán limitadas, además de que el hecho de que sea posible ir a los restaurantes no implica que todos querrán hacerlo y seguirán optando por pedir para comer en casa.
Esto trae otra serie de problemas. Los restaurantes que desde el inicio de la crisis han luchado por mantenerse a flote, tendrán que enfrentarse a apps que cobran cerca del 40 % de las ganancias de cada pedido, algo que resulta contraproducente para muchos restaurantes independientes, esto significa que deben comenzar su propio canal de distribución a casa o aceptar el costo del servicio de gigantes como Uber Eats o Didi Food.
El delivery llegó para quedarse, ¿pero puede ser un poco más ético? Así como se pedía a la gente que dejara de usar popotes, que pidieron su bebida sin uno y poco a poco eso se convirtió en una normalidad, tal vez ahora deberíamos pensar en hacer nuestra parte del trabajo e investigar si hay manera de pedir la comida sin intermediarios, incluso ir por ella y regresar a casa con todas las medidas y dejar los servicios como última opción.
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