Por Mar Talanquer
Que el Coronavirus vino a movernos todas las estructuras, planes, sueños y vida es un hecho. El impacto real todavía no lo sabemos (aunque intuimos que grande) pues estamos en pleno comienzo de crisis… el coronavirus viene encima acompañado de un inicio de año con una fuerte conversación sobre el calentamiento global, con un movimiento feminista que movió a muchos, con una recesión económica que se veía venir… ser inmune a todo esto es prácticamente imposible (y no correcto, además). Nuestro sistema nervioso está en alerta, sobre estimulado y en modo supervivencia (aunque no nos hayamos dado cuenta).
Con respecto al coronavirus y su impacto, no podemos seguir ignorándolo, ni intelectualizándolo, ni negándolo, ni evitando tomar decisiones. Tampoco el camino es apanicarnos y actuar reactiva e inconscientemente, aunque a veces es difícil no hacerlo en un inicio cuando se activa nuestra respuesta automática y que muchas veces se debe a un patrón de trauma en el cuerpo. Con todo esto, hoy es momento de hacernos cargo y decidir en pro de nuestra comunidad y de nuestro propio bienestar físico, mental y emocional. Es momento de decidir cancelar planes, incomodarnos mucho, dejar de hacer, dejar de ir… y enfrentar las consecuencias emocionales que todo esto nos traerá (y nos está trayendo).
Miedo, incertidumbre, desilusión, decepción, preocupación, frustración, enojo, desolación, ansiedad… todo esto son reacciones normales y necesitan ser reconocidas, no rechazadas ni juzgadas. La clave es poderlas reconocer, procesar y liberar. No hay emociones ni sensaciones correctas ni incorrectas. Están siendo días muy difíciles (y seguirán estando difíciles por un tiempo). Ante esto, nuestro Sistema Nervioso Simpático se activa y lo hacen también nuestros centros de supervivencia, con la correspondiente respuesta de ansiedad, dificultad para respirar, etc.
Contrario a lo que muchos creen, las emociones NO se pueden controlar, pero sí podemos enfrentarlas, sentirlas y procesarlas de una forma que no sea adormeciéndonos o disociándonos de nuestro cuerpo y de todo lo que está pasando adentro de nosotros. Estar en tu cabeza buscando respuestas de por qué pasa esto, y por qué nos lo merecemos como seres humanos y cómo el mundo nos está enseñando algo, y juzgándote a ti o juzgando al otro es un ejemplo de protección a través de la sobre intelectualización que te mantiene en la cabeza y desconectado de tu cuerpo.
En estos momentos es indispensable conectar y estar presentes en nuestro cuerpo para realmente regularnos, desencapsular bloqueos y poder con todo. Es desde este lugar desde el cual podremos tomar decisiones balanceadas y acciones responsables en beneficio personal y del colectivo. Es a través de nuestro cuerpo y corazón como podremos acceder a nuestra fuente infinita de resiliencia, creatividad, transformación y sanación. ¿Cuál es el verdadero llamado en estos momentos?
–Valentía Para tomar la decisiones difíciles, para enfrentar las consecuencias y las emociones que acompañan todo esto.
–Confianza En ti y en tu capacidad de auto – regularte, de auto-sanar, de crear, de reponerte y de cambiar; confianza en el otro y, sobre todo, confianza en la vida, sabiendo que es una vida que te sostiene, quizá de otra forma a la que tú tienes pensada pero que lo hará siempre.
–Resiliencia Para poder abrirnos al dolor del momento con la confianza de que no nos quebraremos porque no somos objetos frágiles que se puedan romper. Hay dentro de nosotros una fuente enorme de resiliencia.
–Compasión Para enfrentar la vida con un corazón abierto para reconocer y estar con tu sufrimiento y con el sufrimiento del otro.
–Fluidez y flexibilidad Para estar en presencia absoluta y movernos con lo que en este momento surje, en nosotros y en el mundo, permitiendo, abriendo y soltando.
–Raíces No siempre lo familiar es lo que nos da estabilidad, es el momento de sentirnos EN nuestro propio cuerpo y EN nuestros propios pies, sostenidos, presentes y sólidos porque es así como nosotros creamos nuestra propia estabilidad.
–Comunidad y colaboración… porque cuando tú sientes que no puedes con todo, el saber que no estás sola, que está el otro para ti, que estamos para todos y que nos sostenemos entre todos es una píldora mágica de sanación y calma, y porque en ti está también la capacidad de sostener al otro.
¿Pero cómo accedemos a esto? ¿Cómo realmente lo vivimos en lugar de pensar que “deberíamos” sentirnos así pero en realidad no sentirlo?Estando EN nuestro cuerpo, sintiendo sus sensaciones, reconociendo lo que en este momento está presente, haciéndole espacio y desde ahí permitirnos encontrar nuestros propios mecanismos de auto-regulación, porque una vez que podemos procesar lo que está, descubriremos que dentro de nosotros encontramos todos estos recursos tan anhelados de confianza, de estabilidad, de compasión y amor.
Mar es coach de transición y ayuda a mujeres en etapas de cambios a conectar profundamente con la sabiduría de su cuerpo y su intuición, para encontrar las respuestas que necesitan dentro de sí mismas. En su búsqueda constante de libertad, expansión y plenitud, ayuda a promover que cada quien viva bajo sus propias reglas y disfrutando su vida con propósito.
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