Después de más de un año y medio sin conciertos masivos, el Corona Capital arrancó esta nueva etapa en la vida de la Ciudad de México. El Autódromo Hermanos Rodriguez demostró que los eventos al aire libre pueden suceder con bastante tranquilidad y que uno puede permanecer tranquilo.
El anticipado evento sufrió antes de que empezara cuando St. Vincent y The Kooks, dos de los actos principales, cancelaron su participación en el Corona Capital. A pesar de eso miles de asistentes se congregaron en las puertas de acceso para celebrar el regreso de los festivales masivos a la ciudad.
Con un cielo que oscilaba entre dejarnos expuestos a toda la fuerza del sol y donde las nubes hacían presencia para pronosticar fuertes lluvias, la mitad del primer día fue bastante clara, pero cerca de las ocho de la noche, la lluvia se abrió paso y aunque no fue un gran problema, siempre se disfruta más un festival sin estar a la expectativa de que las cosas empeoren.
A pesar de todo, volver a escuchar miles de voces cantando una canción de Cheap Trick o sentirse eterno con el impresionante juego audiovisual de Tame Impala (que no le pide mucho a Pink Floyd) hicieron que la primera noche valiera la pena por completo. Los festivales nos recuerda que muchas veces la música es el motor, pero el sentimiento de hermandad que nace con miles de desconocidos es una de las mejores cosas de este tipo de eventos.
Los headliners son la razón de muchos para ir a un festival, pero hay que recordar que en las carpas más pequeñas es donde las sorpresas suceden. El sábado Slowthai explotó la Viva Aerobus Tent con su presentación. A pesar de estar lejos de los grandes escenarios, el rapero británico demostró por qué su disco TYRON ha sido uno de los más aclamados del año y sin duda el público ayudó a darle una gran bienvenida a México.
Turnstile hizo lo mismo en el escenario Corona Extra con un intenso setlist durante el atardecer y khruangbin fue una de las sorpresas más grandes pues mucha gente los encontró de sorpresa después de que el acto de LP se retrasara un par de horas.
El domingo fue un día mucho más clemente con los asistentes y durante el día el sol brilló en lo alto, perfecto para recorrer el festival, subirse a la rueda de la fortuna de Vans, visitar las distintas activaciones y ver cómo los escenarios se llenaban poco a poco para ver a los headliners durante la noche. Niko Rubio, Alaina Castillo, Aurora y más demostraron que los festivales deben tener equidad de género. Si Primavera Sound ya logró que su cartel fuera 50% hombres y 50% mujeres, los actos de éstas cantantes son prueba de que en México también puede suceder.
Todos los festivales te obligan a ver a una banda y perderte a otra, este año el momento más difícil fue entre el grupo noruego The Whitest Boy Alive y los estadounidenses de Parquet Courts que tocaron durante el atardecer en los dos escenarios secundarios, pero cualquiera que haya optado por uno u otro te puede decir que no se arrepiente de su decisión.
Al caer la noche The Bravery tocó un gran set lleno de clásicos y poco a poco fueron llenando el escenario, pero donde se notó qué es lo que la gente quería ver fue cuando el escenario principal se vio lleno incluso antes de que Royal Blood comenzara a tocar. Con su estridente sonido siempre es difícil recordar que se trata de una banda de dos personas. Un clásico final para el festival llegó con el combo de Rüfüs Du Sol y Twenty One Pilots, alzando la vibra de fiesta y terminando en una explosiva nota con la banda tocando clásicos como Stressed Out o Shy Away.
El Corona Capital tuvo sus problemas. Tres headliners cancelaron y eso llevó al festival a permitir que la gente que tenía boletos del sábado pudiera accesar el domingo. Pero al tratarse del primer festival en la Ciudad de México postcovid, fue un evento emotivo que nos hace esperar con ansias un Corona Capital 2022 mucho más grande.