Por Mariana Rubio
Quizá suene fatalista, pero el síndrome de la clase turista existe y es una realidad, su nombre es trombosis, y el término comenzó a utilizarse a principios de los 90s, cuando algunas personas sufrían de una especie de ataque causado tras permanecer sentado en una posición incomoda por demasiadas horas. Pero la trombosis no es el único contra, también esta la deshidratación, la falta de sueño, y claro, la de movimiento así que aquí tenemos algunos útiles consejos para sobrellevar esas martirizantes horas en el aire.
Tal vez no exista un momento de más envidia, que cuando entramos a un avión, sobretodo si se trata de vuelo de muchas horas, y pasamos por el área de primera clase, ya que al ver sus espaciosos asientos, la deliciosa comida, y el servicio de primera que le ofrecen a los pasajeros de dicha área, no podemos hacer más que envidiarlos….o quizá solo un poco. Una vez pasada dicha sección, entramos al mundo de la clase turista, en donde los asientos son pequeños, apretados, tenemos al vecino casi encima, y la comida difícilmente puede llamarse así. Pero la realidad es que ya estando en esa situación, la clave es sacarle el mayor provecho, y tratar de pasar el mejor rato posible, dentro de lo que sabe claramente.
Uno de los más graves padecimientos, que viajeros frecuentes como yo sufren, es la deshidratación y resequedad, ya que aunque todos sabemos que en los aviones los niveles de humedad son mínimos, pocos realmente saben que el lugar más seco del mundo tiene un 16% de humedad, y la cabina de un avión tiene un 15%, así que sí…este tema es muy grave. Para la persona promedio, que vive una vida normal, es recomendable consumir dos litros de agua al día, pero éste no es el caso de los viajeros, insisto, sobretodo de los frecuentes, ya que la boca, la piel, las manos y claro, el cuerpo en general, sufre terriblemente a causa de la deshidratación, por lo que para estas personas es recomendable tomar un litro por cada dos horas de vuelo.
Ya consumimos el líquido vital, pero aún así, la piel se ve descolorida, reseca, y un tanto acartonada, por lo que es ideal llevar siempre una crema humectante de hidratación profunda, tanto para las manos como para la cara, así al bajarnos del avión, parecerá que venimos de un día de spa, y no de pasar algunas horas en el espacio más seco del mundo. El reducido espacio entre asientos es un tema muy molesto, ya que después de cierto tiempo, las rodillas empiezan a reclamarnos, por lo que es recomendable pararse y caminar por el avión mínimo cada media hora, así no les permitiremos al soporte de nuestro cuerpo, llamarnos la atención, sin importar cuan largo sea el vuelo.
En las aerolíneas asiáticas, las aeromozas a demás de señalar las salidas de emergencias y demostrar los procesos de seguridad, también les enseñan a los pasajeros una serie de puntos de presión, los cuales al presionarlos, el cuerpo libera tensión, stress, y por ende se relaja durante el vuelo. Los tres más importantes son, debajo de la rodilla, justo en la parte de la pierna que da hacia afuera, la parte un tanto hundida justo debajo de la sien es otro punto clave, y por último el espacio exacto entre el dedo pulgar y el índice. La clave está en hacer presión, tanto del lado derecho como del izquierdo de estos puntos, al mismo tiempo, haciendo pequeños círculos.
Ya nos hidratamos, embellecimos, ejercitamos y relajamos, así que por último está el descanso. Sabemos lo complicado que es descansar sentado, por lo que siempre hay que procurar llevar consigo los cuellos para sostener la cabeza. También una buena forma de conciliar el sueño de forma natural es con un té, el de jazmín o tila son ideales para esto.
Así que ya saben, con estos tips todos podrán sobrevivir a un vuelo y salir triunfante de él….ahora solo falta ponerlos en practica. Suerte.
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