Estamos acostumbrados a decir que sí muchas veces cuando algo adentro de nosotros dice “no”. Lo hacemos por ser amables, por miedo al rechazo, por pensar equivocadamente que algo afuera tiene la verdad y no nosotros mismos. Y conforme pasa la vida, nos damos cuenta que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo haciendo cosas que nosotros mismos no decidimos ni sabemos si queremos. ¿Te pasa? Tranquilo, es completamente normal y darte cuenta es el 50% del trabajo.
Desafortunadamente, nuestros límites personales no son tan obvios como un cartel gigante de “no pasar”. Son más como burbujas invisibles que incluso nosotros mismos no vemos a veces. Aunque los límites personales pueden ser difíciles de navegar, establecerlos y comunicarlos es esencial para nuestra salud física y mental, bienestar, nuestra seguridad, y es una de las muestras más importantes de amor propio que puedes hacer. Es sorprendente cuánto vivimos y hacemos por los demás.
Establecer límites para ti y honrar los límites de los demás no es una cosa común, ni existen instrucciones para hacerlo bien o mal. Pero conforme haces la práctica, aprenderás diferentes formas de hacerte cargo de tu vida. Podemos (y deberíamos) establecer límites sobre nuestro espacio personal, trabajo, sexualidad, emociones y pensamientos, cosas o posesiones, tiempo y energía. Lo que debes tener muy claro es que primero va tu paz y tu bienestar, luego todo lo demás. Recuerda: si tú no estás bien, no le sirves de nada a los demás.
Estos límites, y respetarlos traen beneficios importantes que pueden cambiar tu vida. Estamos hablando de un mejor autoestima, conservar tu energía emocional y conocerás una independencia y agencia personal que no sabías que existía. Pero también puedes sentir culpa, que es muy común. Tienes que estar listo para tomar decisiones difíciles y cambiar tu estilo de vida y la culpa es el obstáculo más común. Te sentirás culpable al volverte tu propia prioridad, y habrá otras personas que no les guste mucho. Para vencer la culpa, lucha contra ella de frente, deja que pase el sentimiento y tómalo como una señal de que estás en el camino correcto.
Empieza a establecer límites simples pero firmes con un tono elegante y neutral. Sí, te sentirás incómodo al principio, pero conforme te cuides, el poder personal que obtengas lo hará más fácil. Además, puede sorprenderte cómo lo único que necesitabas hacer era decirlo, nadie puede adivinarnos el pensamiento. Muchas veces sirve tener apoyo de alguien antes y después de tener estas conversaciones. Por ejemplo: apóyate de un familiar o tu pareja antes de hablar con tu jefe sobre límites en tus horas de trabajo. Con tu persona de apoyo puedes ventilar tus emociones fuertes de enojo o angustia para que la conversación que tengas no pierda el foco en ellas.
No olvides: Al establecer límites, no hay necesidad de defender, debatir o explicar en exceso tus sentimientos. Reconoce tu valor y lo que es importante para ti. Sé firme, amable y directo y respalda tus palabras con acciones. Cuando enfrentes resistencia, repite tu declaración o solicitud y mantente fuerte. Si cedes, o no actúas de acuerdo a tus propios límites, invitas a las personas a ignorar tus necesidades.
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