Cómo armar una tabla de quesos

En la gastronomía, las tablas de quesos se han convertido en un elemento infaltable para reuniones, cenas y celebraciones. Su versatilidad, elegancia y variedad las convierten en una opción ideal para impresionar a los invitados sin necesidad de invertir horas en la cocina. Pero, ¿qué hace que una tabla de quesos sea especial? Este arte culinario combina diferentes sabores, texturas y colores, creando una experiencia única tanto visual como gustativa. Además, permite explorar culturas a través de los diferentes tipos de quesos y acompañamientos que se pueden incluir.

Una buena tabla de quesos no solo satisface el paladar, también cuenta una historia. Puede reflejar una región específica, celebrar la estacionalidad de ciertos productos o simplemente mostrar la creatividad de quien la diseña. Es una representación tangible de la conexión entre la gastronomía y el arte.

Este plato no solo debe enfocarse en los quesos, sino también en los acompañamientos, como frutas, frutos secos, panes y mermeladas, que realzan sus cualidades. Con el conocimiento adecuado y algo de inspiración, cualquiera puede crear una tabla que sea digna de fotografías y, más importante, de elogios. Si deseas aprender a armar una tabla de quesos perfecta, aquí te compartimos una guía.

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Guía para armar tu propia tabla de quesos

Selecciona los quesos 

Elige una variedad que combine diferentes tipos de leche (vaca, cabra y oveja) y texturas (suave, semiduro, duro y azul). Algunos ejemplos incluyen:

  • Suave: Brie o Camembert.
  • Semiduro: Gouda o Manchego joven.
  • Duro: Parmesano o Pecorino.
  • Azul: Roquefort o Gorgonzola. Una buena proporción es tener entre 3 y 5 tipos de quesos distintos para equilibrar la variedad sin abrumar.
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Elige los acompañamientos 

Los acompañamientos son esenciales para realzar los sabores de los quesos. Algunos clásicos son:

  • Frutas frescas: uvas, higos, peras o manzanas.
  • Frutos secos: almendras, nueces o avellanas.
  • Frutas deshidratadas: orejones, arándanos o pasas.
  • Mermeladas o miel: especialmente útiles para quesos fuertes como los azules.
  • Pan y galletas: ofrece opciones neutras como baguette, crackers o panes con frutos secos.

Prepara la presentación

  • Elige una base adecuada: tablas de madera, pizarra o incluso bandejas de cerámica son opciones populares.
  • Corta los quesos adecuadamente: los quesos duros pueden servirse en trozos pequeños, mientras que los blandos se pueden presentar enteros con un cuchillo especial.
  • Distribuye los quesos y acompañamientos de manera armoniosa. Coloca primero los quesos, dejando espacio entre ellos, y luego llena los huecos con los acompañamientos.
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Incorpora detalles adicionales 

Para elevar la experiencia, considera incluir:

  • Hierbas frescas: Como romero o tomillo, para decoración.
  • Aceitunas o encurtidos: Aportan un contraste salado.
  • Opciones dulces: Chocolate amargo o caramelos suaves.

Proporciones y cantidades 

Calcula aproximadamente 150-200 gramos de queso por persona. Si es parte de una comida más grande, reduce a 100 gramos por persona.

Bebidas para acompañar 

No olvides maridar tu tabla con vinos, cervezas artesanales o incluso tés según las preferencias de tus invitados. Por ejemplo:

  • Quesos suaves: Vinos blancos ligeros como Sauvignon Blanc.
  • Quesos duros: Tintos como Cabernet Sauvignon.
  • Quesos azules: Vinos dulces como Porto o un Riesling.