Uno de los libros más baratos que puedes encontrar en Gandhi se llama En defensa de la intolerancia, escrito por el filósofo superestrella Slavoj Žižek. Su premisa defiende el debate y la no conformidad ante una sociedad cada vez más alienante, sin embargo, el título demuestra que incluso el filósofo más conocido del momento tiene una gran estrategia de marketing.
Abogar por la intolerancia es fácil y llamativo. A pesar de que muchos pueden verlo de paso y querer ignorarlo, llama la atención. Leyendo el libro de Žižek te das cuenta que la intolerancia por la que aboga no tiene que ver con la que la mayoría se identifica, esa que raya en la discriminación, pero a muchos les llama la atención y lo leen esperando encontrar algo que afirme esas creencias obsoletas que se niegan a dejar ir.
El mundo busca el progreso, el avance en todos los ámbitos, desde lo social, hasta lo político y lo económico, pero entonces, ¿por qué año con año crecen las denuncias de discriminación? Ya en 2017 la publicación argentina El Clarín, abordaba el tema de la creciente discriminación e intentaba encontrar una respuesta filosófica:
Es que el problema con el otro es que el otro con su diferencia me obliga a rever mis propias limitaciones, incomoda mi cosmovisión del mundo, me trastorna, evidencia que yo también puedo ser otro. Nietzsche dice que toda búsqueda de sentido es siempre una búsqueda de seguridad; o a la inversa, priorizando mi propia seguridad, siempre voy a construir el sentido que más me contenga; y sobre todo que justifique que el que cae afuera se lo merece.
México no es ajeno a esto, bajo el mito del mestizaje hemos izado una bandera de falsa igualdad entre pueblos, costumbres y culturas, despreciando a los pueblos indígenas y relegándolos de la visión nacional y cultural. De acuerdo al INEGI el 40.3% de la población indígena declaró que se le discriminó debido a su condición de persona indígena.
México tiene las tasas más altas de feminicidios en el mundo, en la CDMX sólo el 60 % de la infraestructura es accesible para personas con algún tipo de discapacidad o impedimento y la lista puede seguir. El racismo, clasismo, la xenofobia… todo es discriminación.
El 1 de marzo se celebra el día de la cero discriminación, es un recordatorio que está en todos nosotros combatirla para terminar con siglos, si no es que milenios de prejuicios que van en contra de la equidad que tanto presume el siglo XXI. ¿Cómo combatir la discriminación? La educación siempre es la primera respuesta, pero no es tan sencillo como parece. La labor no radica en una clase durante primaria y secundaria, es labor de todos aceptar ignorancia en el tema y constantemente buscar recursos para entender problemas, conceptos y situaciones que antes considerábamos normales.
Libros como México Racista: una denuncia de Federico Navarrete, Manifiestos sobre la diversidad lingüistica de Yásnaya Elena A. Gil, Género y feminismo de Marcela Lagarde son sólo algunos de los textos que pueden ayudar a ampliar tu entendimiento de la situación específica que se vive en México, pero debemos aprender que se trata de un problema global.
Durante el último año, desde que la pandemia inició, la discriminación en contra de personas de origen asiático ha crecido 1900 %. El origen del Covid-19 en China fue la mecha que detonó una creciente propaganda de odio en contra de la comunidad asiática en Estados Unidos, pero sin duda es algo que se ha expandido por todo el mundo. Incluso al bromear sobre ello se comete un acto discriminatorio.
La discriminación no es algo natural ni algo que se debe elogiar. Las diferencias son lo que nos puede fortalecer como comunidad y debemos aprender a relacionarnos, no negando ni enterrando las diferencias, sino aceptándolas y dialogando. Los comentarios discriminatorios tampoco deben pasarse por alto, es en estos momentos donde frenar esas ideas de golpe es más necesario que nunca, y donde no alzar la voz nos puede convertir en cómplices.
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