La CDMX tiene una infinita escena gastronómica y cuando pensamos que ya hemos probado de todo y que ya nada nos puede sorprender, llegan nuevas propuestas como Chuí que desde entras al lugar dices “wow” y cuando pruebas la comida te vuela la cabeza por lo inesperado que es cada platillo.
Chuí nació en Buenos Aires, y tras el éxito que tuvo el chef Rodrigo Vázquez decidió traerlo a México adaptando sus recetas a la gastronomía de nuestro país y creando un puente entre las dos ciudades. El fuego y la leña son los protagonistas de la cocina, en donde el producto local se fusiona con técnicas contemporáneas que resultan en platos muy diferentes e innovadores.

El lugar está pensado como un oasis de tranquilidad en donde puedas descansar del ajetreo de la ciudad y conectes con la naturaleza. La mitad del espacio es una especie de terraza-jardín y en la otra podemos ver las mesas encabezadas por una gran barra en donde toda la magia sucede. Es el spot perfecto para sentirte como en casa y en donde vas a querer pasar horas en la sobremesa.
La cocina en Chuí
¿Te imaginas una tarta vasca con una compota de tomate verde y jalapeños? o un ¿queso con guayaba y chile? Así de inesperada son los platos en Chuí, y aunque tal vez te sorprendan las mezclas de ingredientes, te aseguramos que es de lo mejor que vas a probar.


Las verduras tienen un lugar especial en el menú porque no trabajan con ningún tipo de carne o pescado (el lugar perfecto para vegetarianos), y lo padre es que todo lo hacen en la cocina desde 0, desde el jugo de tomate del clamato hasta el pan de masa madre para acompañar los platillos.
El lugar es ideal para ir con amigos o con tu pareja y pedir varias cosas para compartir para que puedan probar de todo. Lo que nosotros les recomendamos pedir como entrada es el Hummus de zanahoria acompañado de la Focaccia a la leña y el Queso morral asado con guayaba y chile güero, después pidan los Camotes y elotes en salsa huancaína con huitlacoche y las Setas de cardo a la provenzal. Un verdadero manjar fuera de lo común que seguramente te hará querer regresar para probar todo el menú.

Para cerrar la tarde con broche de oro tienen que pedir sí o sí la Tarta vasca con la compota de tomate verde y jalapeño, la combinación es increíble. Pero si quieren un postre más fresco el de Mango con rocas de chocolate blanco y miel también es una delicia.
No camines, corre a Chuí antes de que todos lo descubran y ya no puedas encontrar reservación.
¿Dónde? Orizaba 34, Roma Norte
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