Estamos en tiempo de chiles en nogada y con ellos un sinfín de historia, cultura y tradiciones. Como sabemos, la preparación original surgió en Puebla, lugar donde han creado toda una experiencia que podemos degustar cada agosto-septiembre. Junto con este delicioso platillo sirven un postre llamado “mollete poblano”.
El chile en nogada por sí solo es dulce, de hecho algunas leyendas aseguran que fue creado como postre; sin embargo, sabemos que nunca es suficiente y se ha creado uno más para acompañarlos, que ya se ha convertido en parte de la experiencia culinaria mexicana de las celebraciones patrias.
Cuando hablamos de dulces poblanos a nuestra cabeza llegan los ricos borrachitos, camotes, picones y más, pero nunca un mollete poblano porque es relativamente nuevo en esta celebración de la época.
¿Qué es mollete poblano?
Es un delicioso platillo muy parecido a la concha que consiste en un pan redondo y muy suave, similar a un bollo, que se corta por la mitad, se tuesta ligeramente en un comal o sartén y se rellena con ingredientes dulces.
Cuando se acompaña con el chile en nogada la preparación cambia a los típicos molletes que conocemos para el desayuno, a muchos les crea confusión. Se convierte en un pan dulce. Debemos aclarar que originalmente no se servía con él pero desde hace aproximadamente una década se está volviendo cada vez más popular.
Surgió con las monjas claristas e inició como muchos dulces poblanos, en los conventos. Antes se consumía en la celebración de Santa Clara de Asís, el 11 de agosto, pero es tan delicioso que la gente poco a poco comenzó a pedirlo en otras fechas. De igual manera lo mantienen por una temporada corta.
No tiene ingredientes de temporada pero lo mantuvieron por la fecha original de la fiesta de Santa Clara. Como coincidía con la época de chiles en nogada la gente empezó a llamarlo como su postre. Es una pieza grande, como de 15 cm de diámentro, tardan tres días en hacerlo y está relleno de crema pastelera con mantequilla, vainilla y coco envinado, cubierto de dulce de semillas de calabaza. Se recomienda repartir entre cuatro personas, aproximadamente.