Chen Si: el hombre que pasea por el puente más grande de China para salvar vidas

Ahí donde se intersecta el el imponente río Yangtsé en Nanjing, en China, con tierra firme, hay un puente que marca la época más ambiciosa del gobierno de Mao Zedong: el Puente del río Yangtsé de Nanjing. Esta maravilla de la ingeniería lleva más que solo la carga de los vehículos que soporta; es un testigo silencioso de innumerables vidas perdidas, víctimas del suicidio.

Ahí donde un hombre llamado Chen Si, cariñosamente conocido como el “Ángel de Nanjing”, hace el trabajo que pocos se atreverían. Nacido en 1968, la vida de Chen no fue diferente a la de muchos. Desempeñó muchos roles: soldado, chef y trabajador de transporte, antes de asumir el más significativo: un ángel guardián para las almas desesperadas que se sienten atraídas por el puente.

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Cada fin de semana, Chen asume un turno autoimpuesto que se extiende desde el amanecer hasta el anochecer, patrullando el puente de casi dos kilómetros de largo. Sus herramientas son simples: un par de binoculares, una motocicleta y una inquebrantable resolución para salvar vidas. Con meticulosa vigilancia, escanea el tráfico peatonal, buscando signos de desesperación. Si ve a alguien que se detiene demasiado tiempo, mirando al agua o mostrando signos de angustia emocional, se acerca a ellos.

Y ahí es cuando comienza el verdadero trabajo de Chen. No solo impide físicamente los intentos de suicidio, aunque lo ha hecho cientos de veces, a menudo arriesgando su propia vida, sino que también ofrece un oído empático, una palabra de consuelo, un atisbo de esperanza. Hace todo lo posible por recordarles a aquellos al borde de la desesperación que la vida vale la pena vivir.

La misión de Chen Si no termina en el puente. Ha convertido su modesta casa en Nanjing en un refugio para aquellos a quienes ha salvado. Aquí, los ayuda a ponerse de pie, proporcionándoles los recursos para reiniciar sus vidas. Desde asistir en la búsqueda de empleo hasta brindar apoyo emocional continuo, Chen se asegura de que no vuelvan a visitar los pensamientos oscuros que una vez los llevaron al puente. Su trabajo humanitario es un testimonio de su creencia en la bondad innata de la humanidad, en el potencial de cada individuo y en el poder de la empatía y la compasión para cambiar vidas.

Los heroicos esfuerzos de Chen fueron dados a conocer globalmente a través del conmovedor documental “Ángel de Nanjing” de Jordan Horowitz y Frank Ferendo. La película es una exploración cruda, desgarradora y profundamente inspiradora de la misión de Chen.

Sin embargo, Chen no se ve a sí mismo como un héroe. A pesar del reconocimiento y la aclamación internacional que ha recibido por su trabajo salvador de vidas, se mantiene humildemente firme, insistiendo en que es simplemente un hombre común haciendo lo que cree que es correcto.

Se dice que más de 2 mil personas han perdido la vida al saltar de ese puente, pero el trabajo de Chen si ha evitado que el número crezca. Chen Si dice que ha evitado que más de 400 personas salten, pero hay medios que fijan la cuota mucho más alta, estimando que Chen Si realmente salva la vida de aproximadamente 140 personas al año. Además, solo al ser un nombre reconocido por su labor, muchas personas deben cambiar de opinión mucho antes de ir al lugar.

La historia de Chen Si subraya el imperativo global y urgente de la prevención del suicidio. Su trabajo no solo crea conciencia sobre las alarmantes tasas de suicidio en China y en todo el mundo, sino que también sirve como un recordatorio impactante de la importancia de los sistemas de apoyo a la salud mental. Es un llamado para que empaticemos, escuchemos y tendamos una mano a quienes lo necesitan.

La historia de Chen Si es un llamado claro a la compasión y la comprensión en un mundo que a veces parece carecer de ambas. Sus acciones subrayan el enorme impacto que una sola persona puede tener. Su dedicación desinteresada a servir a los demás es un faro de esperanza que ilumina los rincones más oscuros de la humanidad y nos muestra que, en nuestro mejor momento, podemos ser ángeles el uno para el otro.