¿Bridgerton tenía razón? Así se buscaba matrimonio en la época de la Regencia

La última temporada de la exitosa serie de Netflix ya fue liberada y tenemos completa la historia entre Colin y Penélope, aunque más allá de centrarnos en ese romance, es hora de saber si Bridgerton tenía razón y hemos visto una ficción o un retrato fiel de la época en que se sitúa la historia: la Regencia británica.

Así que históricamente repasamos algunos elementos que caracterizaron estos años, incluidos detalles de la alta sociedad, sus temporadas y cómo funcionaban las reglas para buscar matrimonio.

Cómo fue la Regencia

Este periodo histórico se sitúa entre 1811 y 1820, cuando el rey Jorge III se considera no apto para gobernar. En ese sentido, la historia de Bridgerton tiene razón, pues vemos que el rey está ausente y es la reina Charlotte quien toma protagonismo. De hecho, la historia de la monarca fue así: Charlotte si llegó desde Alemania a Reino Unido para poder casarse con el entonces heredero al trono, de ahí tuvieron 15 hijos y fue el primogénito, Jorge IV, quien se encargó del gobierno (por eso el nombre de regencia) cuando al rey le diagnosticaron una enfermedad que le impedía tomar decisiones.

En cuanto a las reglas de la época, sobre todo de la alta sociedad, es cierto que estos años se marcaron por el gusto de las artes y la elegancia, algo que impuso el rey Jorge III y que vemos con bastante énfasis en Bridgerton. A este sector de la sociedad, la clase alta, se le denominaba la ton, y, al igual que en la producción de Netflix, era visible a través de las formas de vestir y las propiedades que se tenían.

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Así se cortejaban en la Regencia

Algo que mueve prácticamente toda la historia de Bridgerton es el objetivo de encontrar marido. Esto era real, ya que en esos años, era esta institución la que movía toda la organización social y las posibilidades de ascender en las escalas. Las mujeres debían casarse dentro de su clase social, mientras que los hombres podían hacerlo con cualquier estrato, siempre que la fortuna de las familias fuera importante.

Para estos efectos, las señoritas acudían antes a escuelas donde las preparaban para el matrimonio, con lecciones de modales, idiomas, educación religiosa y hasta administración del hogar, justo algo que se ve reflejado en Bridgerton, pues todas las debutantes poseen ya estos conocimientos para poder hacer la búsqueda de marido.

La temporada de socialización se realizaba entre enero a junio en Londres, cuando estaba reunido el Parlamento, y se hacían bailes y otros actos culturales en los que podía haber interacción entre enamorados. De hecho, el epicentro de esta actividad social era Almack’s Assembly Rooms, donde se hacían ostentosos bailes y se reunían todos aquellos que buscarán matrimonio.

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En los encuentros había reglas de etiqueta que ambas partes debían cumplir a cabalidad: bailar solo dos piezas con la misma persona en un baile (o de lo contrario de entendía que estaban comprometidos), solo los hombres podían sacar a bailar a alguien, evitar hablar en privado, y nunca demostrar demasiados afectos en público. Incluso, los saludos eran solo con reverencias.

Una vez que se elegía a un posible prospecto, al igual que sucede en Bridgerton, el hombre debía pedir permiso para iniciar el cortejo, que incluía actividades como tomar el té o pasear juntos. Además, se permitían los regalos, que podían ir desde libros, perfumes, anillos y hasta mechones de pelo.

Finalmente, si el cortejo prosperaba, se acordaba entre familias el matrimonio, sus términos como derecho de herencia y otros aspectos legales, lo que daba pie a que entonces sí llegaran al altar. Al igual que en la serie, esto era sabido y comentado por toda la sociedad, y ante cualquier desliz, arrepentimiento o chisme, también se castigaba con las habladurías generales.