Virtuoso XI es el primer modelo totalmente esqueletizado de Bovet

La idea de lujo ha cambiado mucho con los años. Estamos en una época de producción masiva donde los productos artesanales se han convertido en parte de un discurso completamente aparte ante los productos creados a partir de tecnología de punta, automatización y más.

Desde autos hasta ropa, la idea de que algo sea completamente hecho a mano ya parece arcaica, pero es a través de esos ideales que Bovet se mantiene como una casa de lujo donde se busca brindar una experiencia tan humana, que cada reloj debe ser un trabajo completamente artesanal donde más de medio centenar de manos deben trabajar para terminar una pieza donde el arte y la ingeniería se funden en una sola cosa.

En los 22 años que lleva Pascal Raffy al frente de BOVET, ha insistido en la importancia de mostrar el movimiento, para exhibir su pedigrí de alta relojería, y de reforzar a la vez el compromiso de la casa con las artes decorativas. Dada esta pasión por el arte mecánico, quizás resulte sorprendente que el nuevo Virtuoso XI de BOVET 1822 sea el primer modelo totalmente esqueletizado de Bovet.

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En este Virtuoso XI, la dificultad del proceso de esqueletización de un movimiento es doble. Por un lado, se debe eliminar suficiente material como para realzar la estética y mostrar los mecanismos internos. Por otro, esta reducción no puede afectar a la resistencia del reloj ni a su correcto funcionamiento. Si se reducen demasiado los puentes, por ejemplo, podrían deformarse y comprometer la eficacia del movimiento. Por este motivo, el movimiento con tourbillon volante del Virtuoso XI, empleado por primera vez en el Virtuoso VIII (2017) y ya dotado de finos y sofisticados detalles, se ha rediseñado por completo para poder esqueletizarse.

El movimiento del Virtuoso XI se ha concebido y diseñado desde el principio para dejar un espacio suficiente que permita grabar los puentes y las placas en ambas caras y poder contemplarlos. El resultado es, sencillamente, excepcional: el movimiento de alta relojería más transparente fabricado en la historia de Bovet, que deja a la vista todos sus entresijos.

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Es gracias a esa gran transparencia, que se puede apreciar su movimiento, construcción, detalles, extraordinario acabado y su efecto etéreo. El Virtuoso XI, hipnotizante y cautivador, es una maravilla para la vista. Una tentación tan bien ejecutada con unos detalles tan espectaculares que invitan a perderse para contemplarlos.

El movimiento del Virtuoso XI está equipado con el tourbillon volante de doble cara patentado por Bovet, y tanto el muelle como el órgano regulador se fabrican internamente. “Ante la tendencia actual de producir lujo en masa, en BOVET nos centramos en las capacidades humanas y la artesanía manual” declara Pascal Raffy. “Me complace presentar el Virtuoso XI, que combina la alta relojería moderna con un acabado y un grabado a mano. Esta pieza es una oda a los artesanos de BOVET, que ejecutan con el máximo orgullo cada etapa del proceso”.

Hay dos versiones del Viirtuoso XI. Una es de oro blanco de 18 quilates, en versión grabada o pulida, y con o sin engaste de diamantes blancos brillantes. El Virtuoso XI es el triunfo de la alta relojería, la esqueletización, el grabado y la decoración manuales. Para transformar este reloj en una auténtica obra de arte han sido necesarios 60 pares de manos.