Arte al aire libre: estas son las esculturas más icónicas de CDMX

La Ciudad de México tiene una gran riqueza cultural: desde edificios históricos, múltiples museos, murales y hasta esculturas. De hecho, estas piezas, lo mismo en bronce, piedra o hasta acero, se han vuelto parte del escenario diario de la capital, y hay algunas que ya son verdaderos iconos por su ubicación, la historia o sus formas singulares. Si también quieres conocer estas piezas de arte al aire libre, te dejamos la lista de esculturas más famosas de CDMX.

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La Luna, de Juan Soriano

Seguro la has visto en las escalinatas del Auditorio Nacional. Esta escultura que representa las fases de la luna en sus fases creciente y menguante fue creada expresamente por el escultor y pintor jaliciense Juan Soriano, quien la diseñó en bronce fundido a la cera perdida. Mide ocho metros de altura y pesa 10 toneladas. Y se colocó en su sitio actual en 1993.

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Foto: Archivo Auditorio Nacional.

Cocodrilo, de Leonora Carrington

Siguiendo sobre Paseo de la Reforma, ya muy cerca del cruce con Insurgentes, puedes ver esta pieza que se inspira en la obra de Lewis Carol, Alicia en el país de las maravillas. En la pieza puedes ver a siete de estos reptiles: cinco hijos, una mamá que los transporta y el remero. Mide ocho metros de largo y tiene un peso de cinco toneladas.

Espacio Escultórico

Ubicado en Ciudad Universitaria, se trata de una zona en la que diversos artistas plásticos crearon piezas únicas para plasmar el movimiento escultórico geométrico en México en un entorno natural. La idea fue del artista Federico Silva, y qué mejor sitio para hacerlo realidad que en medio de la roca volcánica del sur de la ciudad. Si vas de visita, toma en cuenta que la zona se divide en dos piezas importantes: una plataforma circular de 120 metros de diámetro y otras seis esculturas que yacen en medio de la vegetación.

El Sol Rojo

A las afueras del Estadio Azteca se halla esta pieza que nació como parte de la Ruta de la Amistad, el proyecto escultórico que impulsó Mathias Goeritz durante los Juegos Olímpicos de México 68 para dotar a la ciudad de piezas monumentales que representaran la amistad entre los pueblos. En el caso específico de esta, fue hecha por el artista estadounidense Alexander Calder, mide 25 metros de altura y está hecha totalmente en acero.

Carlos IV, de Tolsá

Justo en la plaza que hoy lleva este nombre, entre el Museo Nacional de Arte y el Palacio de Minería, está la estatua del rey español. Fue creada por Manuel Tolsá en 1796, pero quizá lo más importante de su historia es que ha sido reubicada en varias ocasiones, primero del Zócalo a la antigua universidad, luego al cruce de Reforma y Bucareli, y finalmente a su posición actual, hacia 1979. Pesa alrededor de 13 toneladas y es la segunda más grande del mundo en aleación de cobre obtenida en una sola operación.

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El Caballito, de Sebastián

Justo donde estuvo por 120 años la estatua de Carlos IV, se decidió colocar otra pieza, llamada “Cabeza de caballo”, aunque popularmente la conocemos como “El Caballito”. Hoy es un ícono de Paseo de la Reforma y Bucareli no solo por su llamativo color amarillo, sino por sus formas y dimensiones: 28 metros de altura, construida totalmente en placas de acero pero recubierta por esmalte acrílico.

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