El arte de Pedro Friedeberg para disfrutar desde las alturas

La próxima vez que tengas la oportunidad de viajar en avión desde la Ciudad de México, aprovecha la oportunidad de buscar con la mirada las bóvedas del Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental (MHNCA), que en el marco de su 60 aniversario fueron intervenidas artísticamente por el maestro Pedro Friedeberg, a quien sin duda recordarás por una de sus obras insignia: la Mano-Silla, que expuso por primera vez en la Galerie Villa André Bloc, en París, en  1962.

La obra que engalana este espacio se titula Sinfonía de la Vida: Geometrías del Universo y abarca los cuatro conjuntos de bóvedas con patrones geométricos que revelan la esencia de la naturaleza en todas sus formas, enriqueciendo visualmente el espacio e invitando a los visitantes a explorar la interconexión entre la vida y el cosmos, y que de acuerdo al artista: “Seguramente es lo que más vivirá de toda mi obra”.

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Una herencia para México

Reconocido como el último artista surrealista, Pedro Friedeberg decidió sumarse a este proyecto con un propósito: “Dejar un regalo significativo al Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental y al pueblo de México para proporcionar espacios de esparcimiento y conocimiento que permitan a la población tener un acercamiento e interés hacia la ciencia y la cultura y así, a partir de mi legado, agradecer a esta nación que me ha recibido con los brazos abiertos y a la cual me he integrado”.

En esencia el objetivo de Pedro Friedeberg se alinea al propósito del principal patrocinador de esta obra, Fundación Coppel, que entre sus áreas de interés tienen una línea de acción dedicada a los espacios públicos y la cultura, a través de la cual en alianza con diversas organizaciones apoya proyectos enfocados a activar los espacios públicos por medio del arte, la ciencia y la cultura.

El lenguaje de las bóvedas

Ya sea que observes la obra desde las alturas o bien desees visitar el museo, te encontrarás con la bóveda de la sala introductoria titulada El Nexo de la Vida, que celebra la biodiversidad de México y nos recuerda que cada componente de los ecosistemas es vital para la salud del planeta. 

A continuación encontrarás un conjunto de dos domos centrados en los orígenes del Universo, la Tierra y la vida. El diseño sobre la parte norte se denomina Los Anillos del Átomo y el Origen de la Vida y destaca la conexión entre la física, la química y la biología. Del lado sur se distingue la cúpula El Tejido del Cosmos, que es una invitación a contemplar la magnitud y belleza del Universo. 

En esta visita con significado vas a distinguir un conjunto de cuatro bóvedas que aborda la evolución de la vida, la diversidad biológica y la megadiversidad de México. La bóveda noreste, El Nudo Infinito, representa el flujo del tiempo y el movimiento, mientras que la del lado sureste, El Sol Naciente, hace referencia al amanecer y simboliza energía, renovación y vida. 

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Al noroeste se identifica La Estrella Central, que nos recuerda la unidad dentro de la diversidad biológica y evidencia cómo diferentes formas de vida se adaptan y evolucionan en respuesta a las condiciones ambientales.  Al suroeste La Expansión Geométrica, representa el crecimiento y expansión. 

El último conjunto de tres domos reúne la obra El Ser humano como especie biológica y la conservación de la naturaleza. Al norte está el diseño Corales del Arrecife, que evoca los arrecifes de coral, fundamentales para la biodiversidad marina y en el centro se encuentra Redes del Océano, representando la red de vida marina; la distribución de las especies marinas en relación con las corrientes oceánicas. El sur se viste con la obra Sinfonía de las Profundidades, que simboliza el orden, la armonía marina y el papel del ser humano como especie biológica.

Si tu próximo destino es la Ciudad de México, coloca en tu lista de visitas prioritarias al Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental para deleitarte con esta colorida obra y aprovecha también para admirar y visitar el Museo del Cárcamo de Dolores, en la misma zona y que es también un símbolo de arte para ser disfrutado desde las alturas.

Por María del Carmen López