Abyssmo el restaurante que le hace justicia al mar sin clichés

Abyssmo se encuentra en un rincón de la Condesa, en una antigua bodega, un grupo de amigos decidió dar forma a una idea que tenían desde hace un tiempo: abrir un restaurante que hiciera justicia al mar sin caer en clichés, donde la calidad de los ingredientes fuera el punto de partida.

En la Colonia Condesa, donde lo cotidiano convive con lo inesperado, un grupo de amigos decidió transformar una vieja bodega de alcohol de un club nocturno en un restaurante que replantea lo que significa comer mariscos en la ciudad. Así nació Abyssmo, una propuesta que no busca romper con la tradición, sino reinterpretarla desde un lugar más honesto, más fresco, más profundo. Aquí la intención fue clara desde el principio: construir un espacio que se sintiera auténtico, relajado y con atención real al detalle.
Un restaurante donde los ingredientes fueran protagonistas y la técnica se pusiera al servicio del sabor, no delego.

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La cocina de Abyssmo está liderada por Aram Abisahi, chef regiomontano con formación clásica y trayectoria internacional. Ha trabajado en cocinas como Mexique en Chicago, L’Arome en París y el reconocido Martín Berásategui en San Sebastián, con tres estrellas Michelin, además de ser chef residente en las experiencias de Arca Tierra. Pero lo que define su propuesta actual no son sus credenciales, sino la pasión por los productos del mar mexicano y su respeto por los ingredientes. El nombre, que viene de “abismo”, también es un guiño al
segundo nombre del chef y socio del proyecto.

El menú es breve, evolutivo y siempre en diálogo con la temporada. En él se encuentran platillos como el arroz meloso con pulpo y almeja, una almeja reina con yuzu y chile piquín, o unas anchoas artesanales que son puro umami. La pesca llega fresca todos los días desde Ensenada, mientras que los vegetales, maíces y otros insumos se obtienen de proyectos locales como Arca Tierra, Gala y Maizajo, que comparten el mismo compromiso
por la trazabilidad y la sostenibilidad. Pero Abyssmo no es solo cocina. Es también un espacio de hospitalidad coherente. Un lugar donde la atención es profesional pero cálida, donde quienes cruzan la puerta se sienten bienvenidos, sin rigidez, sin fórmulas. La barra es pequeña y abierta, permitiendo una cercanía entre el comensal y la cocina, y ofrece la oportunidad de estar cerca de Aram y su equipo.

Además, el restaurante se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad creativa. Abyssmo busca activar residencias artísticas y colaboraciones culturales para transformar el espacio y ampliar la experiencia más allá del plato. El resultado es un restaurante que se siente cercano, especial y relajado pero cuidadosamente ejecutado. Un lugar para quienes valoran el origen de lo que comen, para quienes buscan propuestas auténticas, y para quienes entienden que una gran experiencia no siempre viene de lo ostentoso, sino de algo hecho con mucho cariño.

Abyssmo es mar, sí. Pero también es arte, diseño, técnica, vino bien seleccionado y una energía que solo se consigue cuando las cosas se hacen con convicción y desde una profunda amistad. Es un nuevo must que tienes que conocer en la CDMX.