Irlanda es una isla que no necesita filtros: su verde es real, su historia también y la gente sabe cómo hacerte sentir bienvenido. Desde la vibra cool en Dublín hasta escenarios que reconoces de alguna serie (porque sí, han salido en varias), hay muchas formas de enamorarse del país. ¿Lo mejor? Puedes combinar ciudades, acantilados, castillos y carreteras escénicas en un solo viaje. Aquí van siete razones que lo confirman.
Razones para visitar Irlanda y qué tours bookear
Dublín: pubs con historia, librerías míticas y mucha música
📍 Temple Bar, Trinity College y más
Dublín es literatura, rock irlandés y pint de Guinness. Desde la biblioteca del Trinity College hasta los bares tradicionales de Temple Bar, cada rincón tiene algo que contar. No te pierdas la Guinness Storehouse, un concierto en Whelan’s, ni el mercado de St. Anne’s Park los fines de semana, con food trucks, comida local y productos artesanales.

The North: Belfast, The Dark Hedges y Giant’s Causeway
📍 Tour escénico desde Dublín o base en Belfast
Una de las mejores formas de explorar Irlanda del Norte es en un día (o dos) de carretera. En Belfast, no te pierdas el Titanic Museum ni los murales políticos. De ahí, sigue hacia The Dark Hedges, el famoso túnel de árboles que aparece en Game of Thrones, y termina en Giant’s Causeway, una maravilla natural con columnas de basalto que parecen diseñadas por gigantes. El paisaje entre un punto y otro es parte del encanto.

Cliffs of Moher: un clásico que no decepciona
📍 Condado de Clare
Altísimos, dramáticos y fotogénicos: los Cliffs of Moher son uno de los paisajes más emblemáticos de Irlanda. Se elevan más de 200 metros sobre el Atlántico y se extienden por ocho kilómetros de costa, con vistas que en días despejados alcanzan hasta las Islas Aran. El viento constante, el sonido de las olas rompiendo y la inmensidad del horizonte hacen que su fama esté más que justificada. Si puedes, visita durante el atardecer.

Cork: versión relajada y local
📍 Sur de Irlanda
Cork ofrece una experiencia más local, con calles tranquilas y energía creativa. Su English Market es una parada esencial para probar productos frescos, delicias locales y conversar con los productores. Si te atraen el arte independiente o la cerveza artesanal, Cork te va a encantar: hay galerías alternativas, microcervecerías y una vida cultural vibrante. Y a solo unos minutos está el Blarney Castle, donde puedes besar la piedra que, según la leyenda, te da el don de la elocuencia.

Galway: color, música callejera y espíritu bohemio
📍 Oeste de Irlanda
Calles adoquinadas, escaparates coloridos y músicos tocando en cada esquina. Es una ciudad pequeña con alma grande, donde la creatividad se vive en cafés, librerías y festivales durante todo el año. Además, es la base para explorar las Islas Aran —accesibles en ferri desde Rossaveal— o adentrarte en la vida salvaje del Parque Nacional de Connemara, uno de los mejores lugares de Irlanda para desconectarte y caminar entre montañas y lagos.

Wild Atlantic Way: la ruta costera más cool de Europa
📍 De Donegal a Kinsale
Si te gustan los viajes en carretera, esta ruta escénica es imperdible. Recorre más de 2,500 km a lo largo de la costa oeste, con acantilados, playas salvajes, faros solitarios, castillos antiguos y vistas que parecen no tener fin. Cada tramo ofrece algo distinto: desde el surf en Lahinch hasta la tranquilidad de pueblos como Dingle o Westport.

Castillos, bosques y escapadas desde Dublín
📍 Glendalough, Malahide, Howth, Kilkenny
Si llegas a Dublín como base, hay day trips imperdibles. En Glendalough, camina entre bosques y ruinas monásticas; en Howth, haz una caminata por los acantilados y come mariscos con vista al mar; en Malahide, explora un castillo con jardines victorianos. Y si quieres algo más medieval, Kilkenny te espera con su catedral, su castillo y sus calles llenas de historia y buena comida.

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