“Baby at night when I look at you, nothing in this world keeps me confused”, canta Victoria Legrand en “Pay No Mind”, la segunda canción de “7”, el increíble nuevo disco de Beach House. El verso conforma la primera parte del coro de una canción que es claramente una declaración de amor, un tema que el grupo ha sabido explorar desde distintos ángulos a lo largo de los años: como un anhelo adolescente, como un doloroso recuerdo y hasta como un estado de confusión. Para Beach House el amor no es algo desconocido, sino un punto de partida para imaginar un mundo que se ha convertido en clave de su éxito.
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La música que acompaña esta exploración también es algo en lo que se han convertido en expertos. Su sonido –casi siempre llamado dream pop– parece tener ya un certificado de origen, mismo que lo hace tan efectivo. Las percusiones cadenciosas, las atmósferas de ensueño y las voces angelicales son disciplinas en las que se han especializado a través del tiempo. Como el amor mismo, la música de Beach House es algo bien conocido y familiar, pero siempre se las arregla para no dejar de arrojar sorpresas y cautivar.
En “7” el dúo se escucha y se lee como nunca antes. Ya sean las poderosas guitarras de “Dark Spring”, las desgarradoras notas de “Last Ride” o el épico hipnotismo de “Black Car”, todo aquí parece un superlativo de lo que hicieron antes. Ahí están los versos de “Girl Of The year” o “Drunk In L.A.” que aluden a temas contemporáneos como el papel de la mujer o el estado social de un país que parece destruirse un poco más con cada día que pasa. En este disco Beach House deja el sueño para aterrizar a la realidad.
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Es una decisión acertada, pues permite escuchar a sus integrantes hacer cosas que fortalecen el amor por su música. En “Lose Your Smile”, por ejemplo, el ruido encuentra una armonía conmovedora y en “L’inconnue” la voz adopta una nueva personalidad que parece provenir de los bocetos mejor producidos de alguien como Julia Holter. Desde la composición hasta las letras, el disco está lleno de detalles y es una labor llena de recompensas aprender a valorarlos.
Si Beach House ha pasado tantos años haciendo música para explorar los diferentes significados del amor, entonces en “7” parecen haber encontrado el más adecuado: como motor infalible para permanecer en un mundo en donde nos acomodamos a los requisitos del caos alrededor.
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