El 27 de septiembre el gobierno parisino implementó “Une Journée Sans Voiture” (Un día sin coches) en el que todos los habitantes de la capital francesa se unirán por una buena causa.
Imaginen disfrutar de una de las ciudades más increíbles del mundo en silencio, sin claxons, sin tráfico, rodeados de tranquilidad… sería como un paraíso urbano.
Y aunque la prohibición automovilística no es absoluta (los vehículos de gobierno sí pueden circular por ejemplo), el movimiento es lo suficientemente grande como para afectar y modificar la movilidad de los habitantes de la ciudad. Los peatones y ciclistas podrán redescubrir Paris de una forma única.
La idea es crear conciencia de la gravedad que los efectos negativos que la contaminación de una sola ciudad tiene en el medio ambiente a nivel mundial.
Tal vez esta acción no modifica drásticamente los índices de contaminación a nivel mundial, pero si pueden generar cambios en la psicología y forma de verlo de los habitantes. Se darán cuenta de que existen alternativas de movilidad y su conciencia ecológica aumentará.
Los habitantes de París esperan inspirar otras ciudades para que esto se extienda al rededor del mundo. Estaría increíble hacer algo así en México, por ejemplo. Se lo debemos al planeta.