A medida que avanza la ciencia, seguimos encontrando mecanismos sorprendentes en la naturaleza: especies con estructuras biológicas que resisten el cáncer, organismos que necesitan tener actos muy “cute” para sobrevivir y reproducirse o criaturas con sensores que parecen diseñados por ingeniería. Estos 15 animales documentados, siguen desconcertando incluso a quienes los estudian por las peculiaridades que tienen.
Animales con peculiaridades y habilidades que parecen irreales
Pingüinos que regalan piedras
En especies como el pingüino Adelia o el papúa, el inicio del vínculo se da con un gesto simple: el macho busca la piedra más perfecta que encuentra y se la ofrece a la hembra. Si ella la acepta y la coloca en su nido, el vínculo queda establecido. Si no la toma, el macho puede intentarlo con otra piedra, o buscar una nueva pareja. Más que un gesto simbólico, la piedra tiene una función práctica: servir como base para construir un nido que proteja los huevos del hielo y la humedad.

Tiburones con ADN resistente al cáncer
El tiburón blanco tiene un genoma complejo que es incluso más grande que el humano y muestra mecanismos de reparación celular que le dan una resistencia inusual al cáncer y a enfermedades degenerativas. Científicos han identificado genes relacionados con la estabilidad del ADN que podrían explicar por qué casi nunca desarrollan tumores, a pesar de su gran tamaño y longevidad. Esta capacidad ha hecho que se conviertan en modelos potenciales para la investigación en biotecnología y salud humana, especialmente en estudios sobre envejecimiento.

Pangolines: armadura completa y lengua larguísima
Es el único mamífero cubierto por escamas de queratina (como nuestras uñas). Si se siente amenazado, se enrolla en sí mismo y forma una bola blindada. Además, su lengua puede ser más larga que su cuerpo, la usan para meterse dentro de termiteros o nidos de hormigas, de donde arrasan con cientos de insectos en segundos. Lamentablemente, es el mamífero más traficados por el humano.

Pulpos: sangre azul, tres corazones y camuflaje
Tienen tres corazones: dos bombean sangre a las branquias y uno al resto del cuerpo. Cuando nadan, el corazón principal se detiene temporalmente, lo que los obliga a desplazarse con lentitud para no agotarse. Su sangre es azul, no roja, debido a la hemocianina, una proteína con cobre ideal para ambientes fríos y con poco oxígeno. Pero lo más impresionante es su piel: está cubierta por millones de células que les permiten cambiar de color, patrón y textura en milisegundos, ya sea para ocultarse entre rocas, intimidar a un rival o comunicarse con otros pulpos.

Ornitorrincos: sensores eléctricos y espolones venenosos
Nativo de Australia, el ornitorrinco es uno de los mamíferos más atípicos del planeta. Pone huevos, tiene pico de pato, cola de castor y patas de nutria. Su pico no es solo una rareza visual: contiene sensores electroreceptores que detectan los campos eléctricos generados por el movimiento de sus presas bajo el agua. Además, los machos tienen espolones venenosos en las patas traseras. El veneno no es mortal para los humanos, pero puede causar un dolor tan intenso que ha sido comparado con el de una mordedura de serpiente, y puede durar días o incluso semanas.

Ajolotes que regeneran órganos y nunca envejecen
Este anfibio mexicano nunca llega a la etapa adulta en el sentido tradicional: mantiene sus branquias externas y su forma larval durante toda la vida. Pero su superpoder está en la regeneración. Si pierde una extremidad, la regenera por completo, hueso, músculo y piel. Lo mismo ocurre con tejidos del corazón, el cerebro o la médula espinal. A diferencia de otras especies, no forman cicatriz, lo que los hace clave para la investigación médica. Viven exclusivamente en cuerpos de agua dulce en la zona de Xochimilco y se encuentran en peligro crítico de extinción.

Una medusa que rejuvenece
La Turritopsis dohrnii, conocida como la medusa inmortal, puede revertir su envejecimiento. Cuando sufre daño o estrés ambiental, regresa a su fase de pólipo —el equivalente a la infancia en medusas— mediante un proceso celular llamado transdiferenciación. Este mecanismo le permitiría evitar la muerte por vejez y repetir su ciclo vital indefinidamente. En la práctica, muchas mueren por causas externas (depredadores, enfermedades), pero su capacidad biológica sigue siendo única en el reino animal.
Gamba mantis: visión única y golpes letales
Este crustáceo tiene los ojos más complejos del reino animal: mientras los humanos tenemos tres tipos de conos para percibir colores, ellos tienen entre 12 y 16. Ven luz ultravioleta, polarizada y patrones invisibles para nosotros. Pero también son formidables cazadores. Algunas especies tienen apéndices tipo “martillo” que lanzan con tal velocidad que generan burbujas de cavitación. Cuando estas burbujas colapsan, crean una segunda explosión capaz de romper conchas o incluso vidrio.

Ratas topo desnudas: insensibilidad al dolor y estructuras sociales únicas
Bajo tierra, en zonas áridas de África oriental, viven estos roedores que no sienten dolor por quemaduras, ácidos o picantes. Tienen una resistencia inusual al cáncer y pueden sobrevivir en ambientes con muy poco oxígeno. Viven en colonias organizadas como las de insectos sociales: hay una sola reina reproductora, mientras el resto del grupo cumple funciones como excavar túneles o recolectar comida. Algunas pueden vivir más de 30 años, lo cual es extraordinario para un roedor de su tamaño.
Perezosos con microecosistemas en el pelaje
Todo en los perezosos está diseñado para ahorrar energía. Su digestión puede tardar hasta un mes, y solo bajan al suelo una vez por semana para poder ir al baño. Su pelaje es grueso y húmedo, el cual crea el ambiente perfecto para que crezcan algas, hongos e insectos. Este ecosistema portátil no solo les da camuflaje: al acicalarse, el perezoso ingiere estas algas, lo que podría complementar su dieta. Hay especies de polillas que solo viven en el pelaje del perezoso, reforzando esa interdependencia biológica.

Tardígrados que sobreviven a todo
Miden menos de 1 milímetro, pero pueden resistir condiciones extremas: el vacío del espacio, temperaturas de -272 °C a más de 150 °C, radiación, deshidratación y presión miles de veces mayor que la del nivel del mar. Lo logran entrando en criptobiosis, un estado en el que su metabolismo se reduce casi a cero. En este estado pueden permanecer inactivos durante décadas y reactivarse cuando el entorno vuelve a ser favorable..


Narvales: sensores naturales bajo el hielo
Ese “cuerno” en espiral es en realidad un colmillo que crece hacia afuera desde el cráneo. Puede medir hasta 3 metros y está lleno de terminaciones nerviosas. Le permite detectar cambios sutiles en temperatura, presión, salinidad e incluso señales químicas en el agua, lo que les ayuda a encontrar alimento o navegar bajo capas de hielo. Solo los machos tienen este colmillo, aunque se han registrado casos de hembras con uno (o incluso dos).
Delfines que responden por su nombre
Cada delfín nariz de botella emite un silbido único, algo así como una firma acústica. Este sonido se mantiene a lo largo de su vida y funciona como un “nombre” individual. Otros delfines pueden imitar ese silbido para llamarlo, algo que no se ha documentado tan claramente en otras especies animales. También reconocen los “nombres” de sus compañeros, incluso después de años sin contacto.

Peces que disparan chorros de agua para cazar
El pez arquero habita en manglares y estuarios del sudeste asiático. Caza insectos fuera del agua disparándoles chorros con la boca. Para lograrlo, debe calcular la refracción de la luz entre el agua y el aire. Tiene una precisión tan alta que puede derribar presas a más de un metro de distancia con un solo disparo.

Abejas entrenadas para detectar explosivos o cáncer
Gracias a su sentido del olfato hipersensible, algunas abejas han sido entrenadas para reconocer sustancias específicas como explosivos o compuestos orgánicos asociados a enfermedades humanas. Lo hacen a través del condicionamiento: si identifican un olor, extienden su probóscide (una especie de lengua delgada) en busca de una recompensa. Este comportamiento ha sido documentado en contextos de seguridad y también en estudios médicos, donde las abejas lograron detectar células infectadas con SARS-CoV-2 o biomarcadores vinculados al cáncer de pulmón.

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