Sí, el zero-waste travel ya es una realidad… y no, conservar agua o ahorrar energía ya no es lo que define un eco-resort; prueba de ello son estos hoteles eco-friendly en México que pasarán a encabezar tu bucketlist este verano.
Mientras México se extiende en 3 200 km de bosques a trópicos; meditar en la selva, cabalgar por las montañas o dormir a cielo abierto en el desierto no tiene que dejar la huella de carbono de un transatlántico. Los lugares que rinden tributo a la Tierra y al descanso total, convierten la rutina en un lugar fantástico. Vistas de 180° a santuarios verdes, paraísos de wellness, talleres de conservación, diseño local, farm to table, energía renovable y una inmersión en la historia del destino permiten entregarse a la serenidad sin culpa, para que tu viaje no sea parte del problema, sino de la solución.
Los hoteles eco-friendly en México para reconectar con la naturaleza
Casa Bautista (Sian Ka’an, Riviera Maya)
En una selva de palmeras tocadas por el viento, frente al Caribe turquesa, brota un refugio que se derrite con el paisaje de la reserva Sian Ka’an, como la mayor expresión de barefoot luxury. El lugar se materializa en un sueño tallado por ebanistas locales e inspirado en el modernismo brasileño y jardín surrealista de Edward James.
Sintiéndote como en tu propio hogar, no existe una conexión más íntima con la naturaleza. Esta casa de energía solar y eólica, frente a la laguna de Campeche y playa privada, estará dedicada a tu disfrute total con un concierge y house manager, relajación profunda con masajes, clases de yoga y, claro, los ingredientes más frescos del mar preparados por el chef.
Verana (Yelapa, Jalisco)
Cuando una pareja dejó L. A. para construir su nuevo hogar, con materiales y decoración locales, enclavado en la jungla de Cabo Corrientes (a donde sólo podrías llegar en barco y mula), su idea paradisíaca se convirtió en diez casas sin paredes y regaderas al aire libre.
Las vistas al mar no es lo único que protagoniza una pausa revivificante lejos del mundo: cascadas, una biblioteca al aire libre, paseos en panga a islas cercanas, ballenas, noches con el sonido del viento, sesión de spa o empezar el día con un pan recién salido del horno de su menú de comida local orgánica. Este hotel que recicla el 80% de residuos, en un área libre de coches y luces de bajo consumo, la naturaleza se respira en cada segundo.
Campera (San Miguel de Allende y Valle de Guadalupe)
Los predilectos para una escapada romántica también son la sensación de los viajeros conscientes. Los llaman hoteles burbuja y son domos trasparentes que borran la separación entre comodidad y naturaleza. Entre los viñedos del Valle de Guadalupe o San Miguel de Allende, te sentirás en una nave espacial bajo una lluvia de estrellas.
Sus diez burbujas, con todas las comodidades de una habitación de hotel (incluso jacuzzi), fueron diseñadas en Francia con materiales de alta calidad. Además de catas de vino, cenas al atardecer, la Playita Beach club o croquet, en la zona hay una gran cantidad de bodegas y restaurantes locales para visitar en los alrededores.
Expediciones México Verde (Jalcomulco, Veracruz)
Para las familias que se encuentran en constante búsqueda de experimentar la naturaleza llena de adrenalina, este resort construyó un concepto de hospedaje tipo safari para ofrecer la comunión entre amanecer en relajación total y perseguir la aventura.
En este resort eco turísitco es la mejor forma de animarse a actividades que parecerían fuera de tu alcance. Con guías certificados, todos están invitados a rappel en cañones, descenso de ríos, tirolesas sobre copas de árboles de mango, gotcha en un bosque tropical, trekking… no habrán días suficientes.
Patio 77 (CDMX)
Hace tres años, la CDMX prohibió los plásticos de un solo uso. ¿Pero es suficiente? Esta mansión de de 1980 con ocho habitaciones, en la San Rafel, demuestra que eco friendly no es antónimo de citadino. Y mientras hacen falta tantas leyes a favor de sostenibilidad, este escape delicadamente revestido de mármol y toques de vintage en cada esquina, con un patio que te aleja del ruido mientras desayunas, abre camino en la capital con paneles solares para calentar toda el agua del hotel (también reciclada), alimentos orgánicos y productos de baño biodegradables.
Cuatro Cuatros (Ensenada, Baja California)
Para los foodies, las experiencias culinarias top están entre viñedos y mar. Hay suites, pero la verdadera experiencia son las tiendas de glamping (sencillas y dobles) inmersas en uno de los puntos de la Ruta del vino, que tiene su carta para maridar con mariscos y la cocina de la región en su terraza Bar Bura, en la bahía Salsipuedes.
Para los que prefieren mezcal, Tahona es un barco de madera varado en el campo de comida oaxaqueña. No olvides planear y reservar con tiempo las catas y degustaciones. Además de consentir tu piel y espíritu con wellness, no puede faltar la emoción en tu viaje: día de vela, 4 kilómetros de zip line con vistas al Desert Nest, paseo en helicóptero o cabalgata… choose your fighter.
Playa Viva (Juluchuca, Guerrero)
En busca de lujo, este lugar en la costa no sólo te renueva, te cambia. Porque además de dormir al aire libre en bungalows en forma de manta raya, este proyecto, impulsado 100% por energía solar y con la misión de reforestación, es también un santuario de tortugas de clase mundial y ofrece programas de voluntariado con actividades como impartir clases de inglés o construir instalaciones de reciclaje para mejorar la salud pública y promover el desarrollo económico local.
Al igual que las sesiones diarias de yoga, todas las comidas están incluidas con la filosofía de farm to table de su propia granja. Querrás quedarte a vivir en la treehouse de la playa hasta nuevo aviso. Y good news, tu estancia es una donación a Regenerative Trust.
Pueblo del Sol (Sierra de Oaxaca)
A una hora de Puerto Escondido, en el corazón de la sierra late un lugar dedicado a la transformación humanitaria que reúne artesanos, agricultores y apicultores e impulsa el desarrollo de comunidades indígenas. Su misión es fomentar la producción orgánica de café, vainilla, cacao y miel, y velar por el comercio justo. Estas iniciativas se expanden a un destino de cuatro cabañas que recibe a los nómadas contemporáneos para reconectar, crecer y reencontrarse con la selva.
Empezar el día saboreando la cosecha de los huertos de las cooperativas cercanas, difrutar excursiones a las cascadas, talleres de cerámica y ebanistería, sesiones de yoga y meditación, apiario; hasta sentir relajación absoluta con tratamientos holísticos con herbolaria. Aquí cuerpo, alma y mente se nutren. No te pierdas su programa de retiros.
Xinalani (Puerto Vallarta, Jalisco)
Su nombre viene de “semilla” en náhuatl, y eso es lo que plantan con sus esfuerzos para preservar la naturaleza. Este santuario de ballenas, delfines, iguanas y varias especies de aves, fusiona la espiritualidad, las raíces y el bienestar en equilibrio con la hospitalidad: el retreat fundido en la selva que necesitas para alimentar tu cuerpo con cocina vegetariana local y sostenible, recargar tu energía con dos clases de yoga al día, un spa y temazcal. Además, habrás visitado un lugar que genera oportunidades de formación y carreras para la población local.
Baja View Project (Baja California Sur)
Los oasis en el desierto sí existen. En las profundidades del mar y el clima árido, este glamping en La Ventana está hecho para los outdoorsy intrépidos. Pocos son los lugares donde verás amaneceres así. Y desde que el glamping (acampar con lujo) llegó para quedarse, en este lado de la costa saboreas un cachito de cielo con sabor a sal de mar. Aguas termales, kitesurfing, bici de montaña, pesca, kayaks, buceo, esta vacación es ideal para ir en familia y con amigos, lo tiene todo para disfrutar a otro ritmo y entender por qué la cura para todo es el agua salada.
Mali Kualli (Malinalco)
Una hora y media desde la CDMX basta para perderte y encontrarte en las partes más altas de Malinalco en pleno bosque, donde privacidad y aventura configuran el tono. Pero por supuesto, la experiencia no termina en un domo pet-friendly con interiores decorados por las manos artesanas de la gente de la región y hasta una malla en la terraza para tu foto instagram-worthy con tu morning coffee. Si ya elegiste la comodidad de glamping sobre su espacio para acampar (no tener casa de campaña no es excusa, puedes rentarla ahí mismo), aprovecha recorridos culturales, como el tour a la zona arqueológica, o reluce tu lado outdoorsy con tirolesa, rutas de senderismo, rappel y cabalgatas.
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